El Papa Francisco presidió el rezo del Regina Coeli este 5 de abril, lunes de la octava de Pascua conocido como el "Lunes del Ángel", en el que alentó a no dejar de buscar en nuestra vida a Cristo resucitado.
"De las palabras del ángel podemos recoger una valiosa enseñanza: no nos cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado, que dona la vida en abundancia a cuantos lo encuentran"dijo el Papa quien añadió que "encontrar a Cristo significa descubrir la paz del corazón".
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En su mensaje previo a esta oración mariana que se reza al mediodía durante el tiempo pascual en lugar del Ángelus, el Santo Padre destacó que el anuncio de la Pascua consiste en que "Cristo está vivo, Cristo acompaña mi vida, Cristo está a mi lado, Cristo toca la puerta de mi corazón para que lo deje entrar" por lo que agregó que "en estos días pascuales nos hará bien repetir: 'el Señor vive'".
"En este tiempo pascual, deseo a todos que hagan la misma experiencia espiritual, acogiendo en el corazón, en las casas y en las familias el alegre anuncio de la Pascua: Cristo resucitado no muere más, porque la muerte ya no tiene poder sobre Él", afirmó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre reflexionó en el pasaje del Evangelio de San Mateo que relata el encuentro del ángel con las mujeres que fueron al sepulcro de Jesús (Mt 28,1-15) en el cual el ángel les dijo: "Sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado".
"Esta expresión 'ha resucitado' va más allá de las capacidades humanas. Incluso las mujeres que habían ido al sepulcro y lo habían encontrado abierto y vacío, no podían afirmar: 'ha resucitado'; sino solamente que el sepulcro estaba vacío… Por esto decimos que es el 'Lunes del Ángel' porque solo un ángel, con la fuerza de Dios, puede decir: 'Jesús ha resucitado'", explicó el Papa.
Luego, el Santo Padre subrayó que el evangelista narró que "en aquel amanecer de Pascua hubo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella" y describió que "aquella gran piedra, que hubiera debido ser el sello de la victoria del mal y de la muerte, fue puesta bajo los pies, se convirtió en escabel del ángel del Señor".
"La imagen del ángel sentado sobre la piedra del sepulcro es la manifestación concreta, visual, de la victoria de Dios sobre el mal, de la victoria de Cristo sobre el príncipe de este mundo, la manifestación de la luz sobre las tinieblas", señaló el Papa.
En este sentido, el Pontífice explicó que "la tumba de Jesús no fue abierta por un fenómeno físico, sino por la intervención del Señor" y, ante eso, destacó dos diferentes reacciones: la de los guardias y la de las mujeres.
Sobre los guardias, el Papa dijo que no consiguieron "afrontar la fuerza arrolladora de Dios", se quedaron "trastornados por un terremoto interior" y que, al final, "vendieron la verdad, con el dinero en el bolsillo fueron a decir: no vinieron los discípulos y robaron el cuerpo. El señor dinero, también aquí en la Resurrección de Cristo es capaz de tener poder para negarla", lamentó.
Por último, el Santo Padre explicó que la reacción de las mujeres fue muy distinta "las mismas mujeres del Evangelio, después de la turbación inicial, se entiende, experimentan una gran alegría al reencontrar vivo al Maestro" y fueron "invitadas expresamente por el ángel del Señor a no temer: '¡No teman!' y a no buscar a Jesús en la tumba".
"Esta certeza nos induce a rezar, hoy y durante todo el periodo pascual: Regina Caeli, laetare - Reina del Cielo, alégrate. El ángel Gabriel la saludó así la primera vez: ¡Alégrate, llena de gracia! Ahora la alegría de María es plena: Jesús vive, el Amor ha vencido. ¡Que esta pueda ser también nuestra alegría!", concluyó el Papa.