A las múltiples críticas de la Iglesia y científicos españoles contra la nueva ley de eutanasia, se suma la del director nacional de Obras Misionales Ponticias (OMP), el P. José María Calderón, quien lamentó que la vida no merezca ser cuidada hasta el final.
"Es una pena que, en nuestro mundo desarrollado, con muchos más medios materiales y sanitarios, la vida de la persona no merezca ser cuidada hasta el final, y se decida -como si nosotros tuviéramos la llave de la vida y de la muerte- cuándo la vida de un enfermo ya no tiene valor o sentido", dijo el P. Calderón en un comunicado publicado el lunes 22 de marzo.
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La ley de la eutanasia fue aprobada el jueves 18 de marzo por el Congreso de los Diputados, con 202 votos a favor, 141 en contra y dos abstenciones; y entrará en vigor en junio del 2021.
La controversial ley permite que un tercero, un familiar o incluso un médico, pueda firmar la solicitud de eutanasia si el enfermo no puede expresarse.
También prioriza la eutanasia sobre los cuidados paliativos en los pacientes graves. Además, a causa de sus criterios vagos y generales, la ley en la práctica podrá aplicarse a un gran número de casos sin ningún control.
El director de las OMP en España señaló que "la ley que el Congreso español aprobó la semana pasada sobre la eutanasia y el suicidio asistido es una prueba más de que el hombre, para nuestra sociedad, tiene valor en la medida en que es útil, de manera que a quien sufre, en lugar de acompañarle y ayudarle a vivir esos momentos con paz y sintiéndose amado, se le puede quitar la vida".
El sacerdote recordó que "la Iglesia, con sus misioneros, está cuidando en muchas ocasiones, de modo heroico a muchas personas que sufren enfermedades terribles, incurables, mortales".
A estas personas "las cuida con el cariño de quien tiene en sus manos la oportunidad de que ese enfermo, esa enferma, pueda saberse amado y, por ello mismo, valorado, digno".
"Estos misioneros nos enseñan que la vida vale la pena cuando se convierte en servicio, en preocupación, en entrega a los demás, especialmente a los más necesitados y desfavorecidos", aseguró el P. Calderón.
Al final de su comunicado, dio gracias a la Iglesia y a los misioneros que están en países lejanos, "por darnos esa lección de humanidad y de caridad hacia aquellos a quienes lo único que podemos dar es amor". "Lo único, pero lo que todos más necesitamos", concluyó.
El día 18 de marzo, cuando se aprobó la ley, los obispos españoles rechazaron la actuación de los diputados e hicieron un llamado a promover la objeción de conciencia de los médicos que no deseen participar en el suicidio asistido.
"Desgraciadamente, se ha buscado la solución de evitar el sufrimiento provocando la muerte de quien sufre. Es dramático que en España haya 60.000 personas cada año que mueren con sufrimiento, pudiéndose remediar con una política adecuada de cuidados paliativos", señaló a la radio local el secretario general, Mons. Luis Javier Argüello.
La Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) también expresó "su total desacuerdo con la Ley de la Eutanasia aprobada en España", por ser "injusta y contraria al bien común de la sociedad española".
Denunció que se trata de "una imposición ideológica regresiva, que vulnera los derechos de los ciudadanos, el 'ethos' de las profesiones sanitarias y desprotege a los más débiles".