Con el objetivo de atender a numerosos ancianos abandonados y recogidos de la calle, el albergue San Lucas en la provincia del Callao ha lanzado la campaña “Adopta un abuelito” que permitirá, con una pequeña donación mensual de 20 dólares, mejorar la calidad de vida de decenas de adultos mayores.
El administrador del albergue católico, Percy Zegarra, explicó que el centro está habitado por una mayoría de “ancianos que han llevado una vida desordenada, que se dedicaron de muy jóvenes a las drogas, al alcohol, y terminaron en la calle. Otros maltrataron mucho a sus familias, y cuando los hijos crecieron se fueron y los abandonaron”.
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“Muchos vienen al albergue diciéndonos que no tienen tiempo para hacerse cargo de su padre o de su madre, pero este albergue es exclusivamente para aquellos ancianos que no tienen a nadie”, resaltó Zegarra.
Mantener a un anciano o una anciana en San Lucas cuesta alrededor de 120 dólares al mes, cantidad que incluye su sustento, pañales, medicación y los gastos de luz y agua del edificio en el que viven. Pero no siempre se dispone de esta cantidad. El albergue depende totalmente de gente que dona alimentos o productos de limpieza, y en ocasiones excepcionales de corporaciones o entidades públicas que colaboran con otro tipo de donaciones.
La campaña “Adopta un abuelito” consiste en que cada “nieto” voluntario deposite mensualmente en el banco 20 dólares, y si puede visite a su “abuelo” y darle algo de cariño.
Sin embargo, Zegarra explicó que hasta ahora “tenemos sólo 6 nietos, de entre 35 y 45 años. Alguno deposita sus 20, otro 15, otro 10 soles (unos 3 dólares). Ellos ponen lo que pueden”.
La mayoría de los 27 ancianos abandonados que vive en el albergue provienen del Centro de Lima; y en el Callao, de los asentamientos humanos de Ventanilla y Pachacútec, el Terminal Pesquero o los Barracones.
Según Zegarra, los adultos mayores aceptan dejar la calle y la limosna cuando ya están muy enfermos y apenas pueden valerse por sí solos. Se alimentan mal y sufren de infecciones y desnutrición agravadas por las duras condiciones de pobreza en las que viven. La mayoría llegan al albergue con tuberculosis, gangrenas producidas por heridas nunca curadas, y en algunos casos hepatitis y SIDA. También sufren de enfermedades mentales.
Para mayor información comunicarse con Ángel Origgi al teléfono 261-5468 o visitar el sitio web www.alberguesanlucas.com.