Los Obispos españoles, por medio de su secretario general, Mons. Luis Javier Argüello, rechazaron la aprobación de la Ley de Eutanasia este jueves 18 de marzo en el Congreso de los Diputados e hicieron un llamado a promover la objeción de conciencia de los médicos que no deseen participar en el suicidio asistido.

La Ley se aprobó por 202 votos a favor, 141 en contra y 2 abstenciones y ya sólo queda su publicación en el Boletín Oficial del Estado para su entrada en vigor.

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El texto aprobado desprotege al paciente al incluir la posibilidad de que una tercera persona, un familiar o incluso un médico, puedan firmar la solicitud de eutanasia en caso de que el paciente no pueda hacerlo.

Además, prioriza la eutanasia sobre los cuidados paliativos como alternativa al sufrimiento de los pacientes graves.

Asimismo, define de forma vaga y general los casos en que los pacientes podrán solicitar la eutanasia, de manera que, en la práctica, podrá aplicarse en un gran número de casos sin ningún control.

En un audio enviado a periodistas, Mons. Argüello define de "mala noticia" la aprobación de la Ley en el Congreso de los Diputados.

"Desgraciadamente, se ha buscado la solución de evitar el sufrimiento provocando la muerte de quien sufre. Es dramático que en España haya 60.000 personas cada año que mueren con sufrimiento, pudiéndose remediar con una política adecuada de cuidados paliativos", señaló.

Sin embargo, Mons. Argüello evita caer en el derrotismo y señala que los Obispos españoles "pensamos que este es un momento en favor de promover una cultura de la vida y de dar pasos concretos promoviendo un testamento vital o de declaraciones anticipadas que haga posible que los ciudadanos españoles manifiesten de una manera clara y determinada su deseo de recibir cuidados paliativos. Su deseo de no ser objeto de la aplicación de esta ley de eutanasia".

Es un momento también "para promover la objeción de conciencia y para promover todo aquello que tenga que ver con esta cultura de la vida que quiere tener una línea roja diciendo con fuerza No matarás".

"No provocarás de manera decidida la muerte para aliviar el sufrimiento, sino al contrario, cuidarás, practicaras la ternura, la cercanía, la misericordia, el ánimo, la esperanza para aquellas personas que se encuentran en el tramo final de su existencia, quizás en momentos de sufrimiento que necesitan consuelo, cuidado y esperanza", concluyó Mons. Argüello.

Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Arzobispo de Barcelona, Cardenal Juan José Omella, publicó un mensaje en su perfil de la red social Twitter en el que se pregunta: "¿Nos podemos considerar una sociedad avanzada aprobando una ley que empuja a los enfermos a tirar la toalla y a terminar su existencia?".

 

 

 

También el vicepresidente de la CEE y Arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro, rechazó mediante un mensaje en su perfil de Twitter la nueva Ley: "La pandemia debe provocar un cambio de paradigma: pasemos de la búsqueda egoísta del propio bienestar al cuidado... Somos cuidadores del prójimo y, por ello, es dramático que hoy se apueste por la eutanasia".

 

 

La CEE difundió con motivo de la despenalización del suicidio asistido una guía para promover la elaboración, por parte de los enfermos que no deseen que se les aplique la eutanasia, de un testamento vital que "especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia".

También anima a los médicos a acogerse al derecho a la objeción de conciencia, "un derecho de la persona a no ser violentada por la ley a actuar contra su conciencia".