El sacerdote franciscano iraquí Abuna Nirwan, que se salvó de "milagro" de ser degollado por terroristas musulmanes años atrás, estuvo presente este 7 de marzo en la multitudinaria Misa que presidió el Papa Francisco en Erbil, Irak.

En el tercer día de su viaje apostólico a Irak, el Papa Francisco celebró este domingo 7 de marzo la Santa Misa ante miles de personas en el estadio "Franso Hariri" de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, la región que refugió a los cristianos que huyeron del Estado Islámico.

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El estadio "Franso Hariri" tiene capacidad para acoger hasta 30.000 personas, pero según las cifras oficiales asistirían solo 10.000 para prevenir aglomeraciones y contagios de coronavirus COVID-19.

A pesar de las restricciones, algunos medios de comunicación estimaron que asistieron a la Misa entre 18 y 20 mil personas.

En una fotografía compartida por el grupo "Amigos de Irak", se puede ver al P. Abuna Nirwan junto al P. Pablo de Santo, sacerdote misionero en Medio Oriente que concelebró la Misa con el Papa Francisco.

Según contó en una homilía, recogida en el blog del P. Santiago Quemada, sacerdote del Opus Dei que ejerció su ministerio en Tierra Santa, el P. Nirwan fue secuestrado el 14 de julio de 2007 cuando viajaba a Mosul (Irak) para visitar a sus padres. En el camino, en un mismo taxi, lo acompañaban una familia y un joven, todos musulmanes.

Al cruzar un puesto de seguridad en la frontera de Jordania e Irak fueron intervenidos por los terroristas, que ordenaron al grupo descender del vehículo, para luego llevarlos a una cabaña.

"Cuando llegamos a la cabaña salieron dos hombres con la cara cubierta. Uno llevaba una cámara en una mano y un cuchillo en la otra. El otro tenía barba y llevaba el Corán", recordó el sacerdote en su homilía.

"Se acercaron a donde estábamos y uno de ellos me preguntó: Padre, ¿de donde viene? Dije que de Jordania. Después le preguntó al chofer. Luego fue al chico joven que venía con nosotros, le agarró por detrás con los brazos y lo mató con el cuchillo", señaló.

El P. Nirwan relató que luego los terroristas islámicos "me ataron las manos a la espalda. Después me dijo: Padre, estamos grabando esto para Al yasira. ¿Quiere decir algunas palabras? Por favor no más de un minuto. Yo dije: no, solo quiero rezar. Me dejaron un minuto para rezar".

"Después me empujó desde el hombro hacia abajo hasta que me arrodillé, y dijo: tú eres clérigo, y está prohibido que tu sangre caiga al suelo porque sería un sacrilegio. Así que fue a coger un cubo, y volvió con él para degollarme", continuó.

"No se qué recé en ese momento. Sentí mucho miedo", dijo, y señaló que le dijo a la hoy santa Maríe Alphonsine Danil Ghattas, cuyas reliquias llevaba siempre consigo, que "no debe ser por casualidad que te lleve conmigo. Si es menester que el Señor me lleve joven estoy listo, pero si no, te pido que nadie más muera".

En ese momento, dijo el sacerdote, el terrorista musulmán "cogió mi cabeza con su mano, me sujetó el hombro con fuerza, y levantó el cuchillo. Unos momentos de silencio, y de repente dijo: ¿quién eres tú? Yo contesté: un monje. Y contestó: ¿y por qué no puedo bajar el cuchillo? ¿Quién eres? Y ya, sin dejarme contestar, me dijo: Padre, tú y todos volved al coche".

El P. Nirwan aseguró que "desde ese momento he dejado de tener miedo a la muerte. Sé que algún día moriré, pero ahora tengo más claro que será solo cuando Dios quiera. Desde entonces no tengo miedo a nada ni a nadie".

"Lo que me suceda será porque es voluntad de Dios, y Él me dará la fuerza para acoger su Cruz. Lo importante es tener fe. Dios cuida a los que creen en Él", concluyó en su relato.