El Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Cardenal Louis Raphaël Sako, indicó que la visita del Papa Francisco a Irak "alentará a los iraquíes a superar el doloroso pasado, con miras a la reconciliación nacional y la curación de heridas".
Así lo dijo el Purpurado al finalizar la Misa en rito caldeo que presidió el Santo Padre este 6 de marzo en la Catedral de San José en Bagdad.
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"Su visita alentará a los iraquíes a superar el doloroso pasado, con miras a la reconciliación nacional, la curación de heridas, la cohesión y la cooperación para el crecimiento, la paz y la estabilidad, simplemente porque son hermanos y ciudadanos diferentes de la tierra de Abraham, y por qué Irak es su hogar común", afirmó el Cardenal Sako ante el Pontífice y los casi 200 asistentes, entre los que se encontraba, el presidente de Irak, Barham Ahmed Salih Qassim.
En su breve discurso, el Patriarca iraquí expresó su alegría y agradecimiento por la "valiente visita" del Papa "especialmente por el hecho de que se realiza en circunstancias excepcionales debido a las luchas y crisis en las que viven nuestras naciones y otras naciones del mundo".
"Su presencia entre nosotros, como peregrino que reza por un mundo más humano, más fraterno, más solidario, más pacífico, nos llena de esperanza", añadió el líder caldeo.
En esta línea, el Purpurado dio también gracias a Dios por la gracia del carisma del Santo Padre, que, calificó, "en beneficio de todos" porque se trata de proclamar sin cansancio "la eliminación de las barreras entre los hombres, siendo hermanos, no enemigos; insiste en fortalecer la espiritualidad de la convivencia, difunde la cultura de la apertura, para avanzar en la construcción de una paz sostenible".
"Sí, Su Santidad, todas las partes deben considerarse parte de la misma familia, cuidar la casa común y la solidaridad, y contribuir a salir de crisis asfixiantes como la pandemia del coronavirus, la pobreza, la emigración, el extremismo, el terrorismo y problemas ambientales", afirmó el Cardenal Sako quien añadió que "para llevar a cabo este proyecto vital es necesario un despertar espiritual y moral".
En este sentido, el Patriarca subrayó la importancia de la educación de los niños y jóvenes de religiones y nacionalidades diferentes para que los enriquezca y libere "del extremismo y del terrorismo" recibiendo formación que los haga "capaces de relaciones cotidianas concretas abiertas a la acogida, al diálogo, a la comprensión recíproca, a la tolerancia, al amor, a la bondad, a la paz y al respeto de la vida y del ambiente".
Además, el Purpurado señaló que para los cristianos la visita del Papa es "una oportunidad para hacer una peregrinación a nuestras primeras raíces, para una conversión y para mantener nuestra identidad iraquí y cristiana" y agregó que "es un tiempo de firmeza y fidelidad en las huellas de Abraham, nuestro padre, con su amor, su fe, su paciencia, y en las huellas de Santo Tomás, apóstol de nuestra patria, con su postración y su ardor: 'Señor mío y Dios mío'".
"Por eso, no debemos dejar que su visita y sus palabras pasen desapercibidas, sin dejar huella en nosotros, en nuestras iglesias y en nuestro país", advirtió.
Por último, el Cardenal Sako reiteró que la presencia como "cristianos en Irak y en Oriente no es por casualidad ni por emigrar, sino por un plan divino" ya que tienen "una vocación y una misión a la que no podemos renunciar a pesar de las dificultades" y que establece la evangelización como "criterio que debe guiarnos y movernos".