A medida que avanzamos en el camino Cuaresmal, tiempo de penitencia y conversión, todo católico debe decidir si seguir a Cristo o no. Preguntarnos si somos seguidores de Cristo suena bastante simple y la respuesta natural de un católico suele ser: "Sí". Sin embargo, ¿cómo puedes estar seguro? ¿Qué se necesita para ser un seguidor o discípulo de Jesucristo?
Con motivo de la Cuaresma, Gary Zimak, conferencista y autor de diversos libros católicos sobre ayuda para la vivencia de la fe y la superación de la ansiedad, escribió en National Catholic Register algunas pautas para descubrir si realmente podemos considerarnos seguidores de Cristo.
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Zimak animó a recordar lo que Jesús nos enseña en el Evangelio de Lucas: "Y decía a todos: 'Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame'".
"A primera vista, [estas tres acciones] no parecen gran cosa. Pero, cuanto más lo pienso, más incómodo me siento. En un día cualquiera, probablemente cumplo uno o dos de estos requisitos, pero no los tres ¿Y usted?", cuestionó Zimak.
A continuación, recordemos las tres cualidades que debe poseer un seguidor de Cristo y reflexionemos a consciencia si cumplimos con cada una de ellas.
1. Niégate a ti mismo
La Cuaresma es un tiempo litúrgico propicio para vivir la abnegación, y por ello, seguramente muchos de nosotros cumplimos con la primera cualidad del seguimiento a Cristo que es negarse a uno mismo.
En estos cuarenta días, la Iglesia nos anima a realizar algún tipo de ayuno para ayudarnos a reconocer que a menudo anteponemos las cosas materiales a nuestra relación con Dios. El ayuno nos permite unir el sufrimiento resultante, aunque sea menor, con el sufrimiento de Cristo y además, adquirir el hábito de controlar nuestras pasiones.
En esencia, es un "ejercicio muy valioso" que consiste en "privarnos del placer" como una ayuda para "evitar la tentación del pecado". Algunas ideas de ayuno son renunciar a los dulces, reducir el tiempo de Internet u optar por no discutir.
2. Lleva tu cruz
Para Zimak, si bien este requisito del seguimiento a Cristo es relativamente más fácil de entender, sí puede resultar más difícil de poner en práctica que la negación a uno mismo.
Explicó que a diferencia de la abnegación, que podemos controlar más o menos, aquí hay un "elemento involuntario" de por medio que es la cruz. "No podemos elegir las cruces que el Señor nos pide que carguemos y esto puede ser un problema para alguien como yo, que disfruta tener el control", dijo.
San Lucas nos enseña en su evangelio que "todos los días, nos encontraremos con algún tipo de cruz, o sufrimiento. Puede ser un atasco de tráfico, un compañero de trabajo molesto, un clima infortunado o una enfermedad grave", el punto es que se nos asignará una o más cruces cada día.
Por tanto, aunque no podamos elegir las cruces, sí podemos decidir si las llevaremos o no. Entonces, o puedo quejarme, patear y gritar o puedo ofrecerlo. Esa es mi decisión. Cada vez que tengo éxito, cumplo con cargar mi cruz. Es simple, pero no necesariamente fácil, dijo.
3. Sígueme
Según la experiencia de Zimak, este es el requisito "más desafiante de los tres pasos que Jesús le pide a sus seguidores".
"Si somos totalmente honestos, la mayoría de nosotros no estamos siguiendo al Señor tanto como nos gustaría pensar. Muy a menudo rechazamos el camino que Él elige para nosotros porque es desafiante o incómodo. Sin embargo, no entre en pánico, porque no está solo", dijo.
Para explicar por qué no estamos solos, Zimak se refirió a las Sagradas Escrituras, donde se puede ver con claridad cómo los discípulos de Jesús se enfrentaron a dificultades similares a las nuestras a la hora de asumir la decisión de seguir a Cristo.
En el Evangelio del segundo domingo de Cuaresma, el evangelista Lucas describe detalles importantes de la actitud de los apóstoles durante la Transfiguración del Señor.
Zimak recordó que aquel día, Jesús llevó consigo a sus apóstoles Pedro, Santiago y Juan a la cima de una montaña para orar. Mientras estaban allí, Jesús se transfiguró y se mostró en su gloria celestial, y además, conversó con Moisés y Elías sobre el sufrimiento que tendría que soportar en Jerusalén.
San Pedro, tras ver semejante anticipo de cómo es el Cielo, expresó su deseo de permanecer en la montaña. Probablemente, cualquiera habría reaccionado de la misma manera, pues ¿quién elegiría dejar la felicidad perfecta? Allí, Dios Padre instruyó a los discípulos para escuchar a Jesús y ellos le obedecieron. Luego, Jesús los hizo bajar del monte y ellos lo siguieron.
Una vez que bajaron del monte, Jesús se aseguró de que sus seguidores entendieran lo que se perdieron mientras dormían. Les dijo que era necesario que Él sufriera y muriera. "No fue un mensaje fácil, pero fue el plan de Dios", dijo.
Zimak recordó que la Biblia indica que pese a que ya estaban despiertos, los discípulos todavía no entendían el mensaje de Jesús. "Por el contrario, eran tan egocéntricos y desorientados que discutían sobre cuál de ellos era el más grande ¿suena familiar esta actitud?", cuestionó.
Posteriormente, San Lucas nos muestra el punto de inflexión más crítico en la misión de Cristo, que es cuando "decidió resueltamente viajar a Jerusalén". En este pasaje bíblico, la actitud de los apóstoles una vez más nos cuestiona sobre nuestro seguimiento a Jesús.
"En un lenguaje sencillo, aquí Jesús tomó la decisión deliberada de dirigirse hacia Su pasión y muerte. Poco después de eso, se encontró con varios hombres que deseaban seguirlo. La mayoría de ellos se excusaron y suplicaron que no era el momento adecuado para ellos. No estaban preparados para seguir el camino que Cristo estaba a punto de recorrer", recordó.
A medida que avanzamos en el camino de la Cuaresma, cada persona debe tomar la misma decisión. Si optamos por seguir a Cristo, no siempre será fácil ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús donde sea que Él te lleve o solo si te sientes bien?, cuestionó Zimak.
"Antes de responder, tenga en cuenta que no hay garantía de que uno vuelva a experimentar otra Cuaresma. Ahora es el momento de tomar una decisión ¿Cuál es tu decisión?", agregó.
Al respecto, Zimak recordó lo que dijo Jesús según el evangelio de San Lucas: "'De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas adonde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde no quieras'. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: 'Sígueme'".