La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se pronunció este 2 de marzo tras las declaraciones de Joe Biden sobre su devoción por Nuestra Señora de Guadalupe.
En un comunicado, la CEM señaló que "como Conferencia del Episcopado Mexicano nos enorgullece que la Virgen de Guadalupe sea tan querida y apreciada en todos lados más allá de idiomas, culturas y tradiciones".
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"Deseamos que todos los que tienen un cargo público se dejen iluminar por Nuestra Madre en su forma de vivir y de servir para que sepan promover los valores más altos que dan vida a los pueblos, como la salud y la paz, la justicia, la verdad, la solidaridad, el cuidado de la tierra, la defensa de los pobres y la promoción de los marginados", expresaron los obispos mexicanos.
En un encuentro virtual realizado el 1 de marzo con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, Biden recordó la visita que hizo a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México el 5 de marzo de 2012, así como el rosario que uno de sus hijos adquirió ahí.
"Durante mis visitas, pude conocer un poco de México y su gente, y visité a la Virgen de Guadalupe", dijo.
"De hecho, aún tengo el rosario que llevaba mi hijo cuando falleció", señaló, refiriéndose a Joseph Robinette "Beau" Biden, que murió en 2015 a los 49 años a causa de un tumor cerebral.
El rosario mencionado por Biden fue un regalo comprado en la Basílica de Guadalupe por Hunter, el hijo mayor del presidente, para su hermano Beau.
A pesar de las continuas referencias a su fe católica, Biden ha expresado reiteradamente su apoyo a la agenda del aborto y la ideología de género.
El 22 de enero de este año, a solo dos días de iniciar su mandato como presidente de Estados Unidos, Biden y su vicepresidenta Kamala Harris celebraron el 48 aniversario del fallo Roe vs Wade, la decisión de la Corte Suprema del 22 de enero de 1973 que legalizó el aborto en todo Estados Unidos, expresando su compromiso de convertir el aborto legal en ley federal.
Seis días después, Biden revirtió la política de Ciudad de México, reinstaurada por su predecesor Donald Trump, y que prohibía que Estados Unidos financie con fondos federales a organizaciones que promueven o realizan abortos en el extranjero.
Biden, que cuando fue vicepresidente de Obama "casó" a dos hombres en su casa, anunció entre sus promesas de gobierno que "promoverá los derechos y el desarrollo de la comunidad LGBTQ+ a nivel global", diciendo que apoyará "la libertad para casarse".
En un mensaje enviado cuando Biden asumió el gobierno del país, Mons. José Gomez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), lamentó que "nuestro nuevo presidente se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promoverían los males morales y amenazarían la vida y la dignidad humanas, más seriamente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género".
"Es motivo de profunda preocupación la libertad de la Iglesia y la libertad de los creyentes para vivir de acuerdo con sus conciencias", dijo.
El Arzobispo de Kansas City y presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB, Mons. Joseph Naumann, señaló a mediados de febrero de este año que Biden "debería dejar de definirse a sí mismo como un católico devoto y reconocer que su punto de vista sobre el aborto es contrario con las enseñanzas de la moral católica".
