En el discurso que pronunció ante el nuevo embajador de México en la Santa Sede, el Papa Juan Pablo II alentó al gobierno a implementar medidas basadas en “valores auténticos” para resolver los problemas del país.
El Santo Padre se refirió al “doloroso y vasto problema de la pobreza” que representa “un desafío urgente para los gobernantes y responsables de la vida pública”.
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Según el Papa, “su erradicación requiere ciertamente medidas de carácter técnico y político” pero “no hay que olvidar que todas esas medidas serán insuficientes si no están animadas por valores éticos auténticos. Un modelo de desarrollo que no afronte con decisión los desequilibrios sociales no puede prosperar en el futuro”.
Además, se refirió a la urgencia de “construir una cultura democrática y consolidar el Estado de derecho”, y recordó que los obispos mexicanos “han dirigido una apremiante llamado a la unidad nacional y al diálogo entre los responsables de la vida social”.
“Especial atención requieren los pueblos indígenas, tan numerosos en México y, relegados a veces al olvido. Otra preocupación que siente la Iglesia y la sociedad en México es el creciente fenómeno de la emigración de muchos mexicanos a otros países, en especial a los Estados Unidos”, indicó el Pontífice.
Juan Pablo II observó que este fenómeno acarrea también “la dolorosa dispersión o alejamiento de la familia” y pidió que “los mexicanos residentes en el extranjero no deben sentirse olvidados por las autoridades de su país”.
También recordó que México fue la meta del primer viaje apostólico de su pontificado, hace 25 años y se refirió a la próxima celebración, en el mes de octubre en Guadalajara del 48 Congreso Eucarístico Internacional.