El Papa Francisco agradeció públicamente a los "buenos sacerdotes confesores" que reciben a quien acude a confesar sus pecados no "con el látigo en la mano", sino con ternura y compasión.

"Permítanme un pensamiento para tantos buenos sacerdotes confesores que tienen esta actitud de alzar a la gente, a tanta gente que se siente nada, que se siente tirados por el suelo por sus pecados, con ternura, con compasión".

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"Muy buenos esos confesores que no están con el látigo en la mano, sino que están para recibir, para escuchar, y decir que Dios es bueno, que Dios perdona siempre, que Dios no se cansa de perdonar", afirmó el Pontífice.

Estas palabras del Papa enlazan con otras que hizo el pasado 4 de agosto de 2020, día que la Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars, en las que pidió a los sacerdotes que fuesen "hombres que testimonian con su vida la compasión y la misericordia que solo Jesús puede donarnos".

 

 

 

También el 4 de agosto de 2019, en la misma festividad del Cura de Ars, el Pontífice animó a los presbíteros a reconocer su "fragilidad", pero al mismo tiempo dejar "que Jesús la transforme y nos lance una y otra vez a la misión".