La Iglesia Nacional Española de Roma acogió el lunes 8 de febrero la Misa funeral en sufragio de Mons. Juan del Río Martín, Arzobispo Castrense de España fallecido el pasado 28 de enero "a causa de esta pandemia tan insidiosa de la COVID-19", como señaló el Cardenal Miguel Ángel Ayuso en la homilía.
El Cardenal Ayuso resaltó que "don Juan del Río Martín ha dedicado su vida al servicio a los demás. Quisiera destacar en esta celebración su labor pastoral en Sevilla, sea en el Seminario como en la Universidad, con frutos bien apreciados por cuantos lo conocieron y lo siguieron".
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Después, "los años como Obispo de Asidonia-Jerez del 2000 al 2008 serán recordados por su dedicación pastoral y también por los esfuerzos realizados con la finalidad de la conservación de su rico patrimonio".
"Pero quisiera brevemente evocar el período transcurrido como Arzobispo Castrense de España desde el 2008 hasta su fallecimiento. Como subrayó el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Su Eminencia el Cardenal Omella, el día de su entierro, don Juan del Río trabajó en esa hermosa labor humanitaria de poner paz y solidaridad en todos los lugares del mundo y de la sociedad", señaló.
El Cardenal Ayuso narró que tuvo "la ocasión el pasado 1 de octubre de 2020 de encontrarlo por última vez, y fue en la celebración del aniversario de los 400 años de la hechura por Juan de Mesa de la imagen de Jesús del Gran Poder, el Señor de Sevilla, a quien le tenía gran devoción".
De aquella conversación, el Cardenal destacó dos elementos: "Una su devoción por la causa del Siervo de Dios el P. Fernando Huidobro, jesuita, capellán que fuera de la Legión, y el milagro para la canonización del beato Marcelo Spinola, y otra, como bien dijo Su Eminencia el Cardenal Omella en su entierro, la alegría y el orgullo de ver que las fuerzas armadas colaborasen tanto en ayudar a vencer la pandemia y a paliar sufrimiento a través de la Cáritas Castrense que él mismo había creado".
El Cardenal Ayuso reconoció en su homilía que "nadie hubiera podido imaginar en los primeros momentos un desarrollo tan letal como el de que esta pandemia traería consigo sin que podamos dar por terminado su paso con las consecuencias sanitarias y humanas que todos conocemos".
En el actual contexto "no debemos abandonar la imagen real de nosotros mismos, partícipes de la común condición humana que nos acompaña desde nuestros orígenes. El hombre es criatura de Dios y por eso es grande, porque fue creado a su imagen y semejanza".
Pero "desde su mismo origen el hombre está amenazado por la muerte, y su condición no ha variado nuestra fragilidad de criaturas. No puede ser sorteada, y la muerte fija para cada generación los límites que lleva consigo nuestra condición de criaturas".
"Como nos dice San Pablo en la primera lectura, '¿quién nos separará del amor de Cristo?'. Ante nuestra frágil naturaleza y la condición de pecadores que a todos nos alcanza, San Pablo nos llama a la esperanza en Dios que nunca defrauda porque Dios es siempre fiel. Pues estoy convencido que ni muerte, ni COVID 19 añadiría yo si me lo permiten, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. Justo con el desengaño de la vida, como experiencia límite, se afianza la fe en el poder de Dios y en su infinita bondad", resaltó el Cardenal Ayuso.
Por último, afirmó que "hemos de pasar por las cañadas oscuras de la muerte, pero la firme esperanza de no caer en el vacío refleja la verdad profunda en la que se asienta nuestra vida, que Cristo Jesús ha vencido a la muerte y ha conquistado para cuantos creen en él la vida eterna, pasando por las cañadas oscuras de la muerte".