El Papa Francisco advirtió que el mundo asiste a una "catástrofe educativa" causada por la pandemia de coronavirus "ante la que no podemos permanecer inertes".
El Santo Padre hizo esta denuncia durante la audiencia que concedió el lunes 8 de febrero a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
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El Pontífice explicó que "la pandemia, que nos ha obligado a largos meses de aislamiento y muchas veces de soledad, ha hecho emerger la necesidad de relaciones humanas que tiene cada persona".
En concreto, se refirió a la situación que padecen "los estudiantes, que no han podido ir regularmente a la escuela o a la universidad".
Reconoció la agilidad de los sistemas educativos en muchos lugares que han sido capaces de poner en funcionamiento en poco tiempo alternativas a la asistencia presencial a las clases mediante plataformas educativas informatizadas.
Sin embargo, también esa solución ha generado problemas y ha profundizado en las desigualdades entre alumnos, pues no todas las familias tienen la misma capacidad de acceso a las tecnologías informáticas.
Como consecuencia, "muchos niños y adolescentes se han quedado atrás en el proceso natural de desarrollo pedagógico".
Por otra parte, "el aumento de la didáctica a distancia también ha llevado a una mayor dependencia de los niños y adolescentes de internet y de las formas de comunicación virtual en general, haciéndolos aún más vulnerables y sobreexpuestos a las actividades cibercriminales".
En definitiva, "asistimos a una suerte de 'catástrofe educativa', ante la que no podemos permanecer inertes, por el bien de las generaciones futuras y de la sociedad en su conjunto".
Llamó a un nuevo compromiso educativo que abarque a toda la sociedad, "porque la educación es «l antídoto natural de la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y en la primacía de la indiferencia".
"Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento e imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua", insistió el Santo Padre.