Cuenta atrás para evitar la destrucción de otra cruz en España, esta vez en la localidad de Brozas, provincia de Cáceres. Se trata de una cruz de piedra de seis metros de altura que la diputación provincial, gobernada por el Partido Socialista, PSOE, quiere derribar por considerarlo un símbolo franquista, a pesar de no tener ningún elemento que lo vincule al régimen de Franco.
La fecha prevista es el próximo sábado 6 de febrero, según denuncian en la Plataforma Más Libres, desde donde llaman a la movilización ciudadana para evitar la destrucción del símbolo cristiano.
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Este nuevo derribo se produce semanas después de la destrucción de la Cruz del Llanito, junto al convento de las Descalzas de Aguilar de la Frontera, Córdoba. La cruz derribada por mandato del Ayuntamiento gobernado por Izquierda Unida terminó en un vertedero y la alcaldesa Carmen Flores aseguró que "esa cruz no tiene ninguna connotación religiosa", "no tiene ningún interés para nada", "es una cruz de cemento que no tiene ningún valor".
La excusa para el derribo de la Cruz de Aguilar fue la misma con la que se pretende derribar la de Cáceres: su supuesto vínculo con el franquismo y, por lo tanto, su ilegalidad en virtud de la Ley de Memoria Histórica.
En el caso de Aguilar, además, no solo no tenía ninguna placa que pudiera considerarse franquista, sino que incluso la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, cuya opinión era necesaria por encontrarse la cruz junto al convento de las Descalzas, declarado Bien de Interés Cultural, concluyó que la cruz no estaba afectada por la Ley de Memoria Histórica.
A pesar de ese dictamen, el ayuntamiento de Aguilar derribó igualmente la cruz con el argumento de que impedía la visualización del convento.