En su próximo viaje a Irak en marzo, el Papa Francisco recibirá al líder musulmán chiita Ali al-Sistani, un hombre de 90 años a quien los analistas internacionales consideran una importante personalidad en la región desde el final de la Guerra de Irak.
El Papa Francisco visitará Irak del 5 al 8 de marzo. Según la Oficina de Prensa del Vaticano, el Santo Padre visitará Bagdad, Ur, Mosul, Bakhdida y Erbil.
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Los detalles de la agenda del Papa aún no se han anunciado, pero el Cardenal Louis Raphael Sako, Patriarca Caldeo de Babilonia, dio a conocer algunas de sus posibles actividades.
En un encuentro con la prensa el pasado 28 de enero, organizado por la Conferencia Episcopal Francesa y la asociación Oeuvre d'Orient (Obra de Oriente), el Cardenal Sako indicó que el Papa recibirá a Ali al-Sistani en una audiencia privada.
El Cardenal Sako dijo que ambos líderes firmarán una declaración conjunta contra "todos aquellos que atacan la vida". El Cardenal no confirmó si lo que se firmará es un documento sobre fraternidad humana, algo que espera el Purpurado.
Fuentes caldeas indican que el Cardenal ha estado trabajando durante dos años tras bambalinas para que este encuentro se realice.
Luego de la declaración sobre fraternidad humana que firmaron en Abu Dhabi en 2019 el Papa y el gran imán de Al-Azhar, que es una importante figura en el mundo musulmán sunita, el Cardenal Sako dijo que sería importante que el Santo Padre haga algo similar con un líder chiita, y consideró que al-Sistani es la persona indicada para eso.
Ali al-Sistani nació en 1930. Proveniente de Irán, se mudó a Nayaf en la década de 1950. En 1993, al-Sistani sucedió a Abu al-Qasim al-Khoei en Nayaf, como el más alto líder clerical chiita.
El veterano vaticanista italiano Sandro Magister describió a al-Sistani en 2007 como "el partidario más autorizado y constante de una visión del quietismo islámico".
La postura de al-Sistani contrastaba con la del ayatola Jomeini de Irán, que vivió en Nayaf entre 1965 y 1978. Jomeini pensaba que "solo una buena sociedad puede crear buenos creyentes" y con esa base alentó la fundación del estado teocrático de Irán.
Por el contrario, al-Sistani consideraba que "solo buenos ciudadanos pueden crear una buena sociedad". En la última década, al-Sistani se ha convertido en la voz más autorizada del islam chiita en Irak.
Al-Sistani se hizo conocido fuera de Irak luego de la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003, cuando envió un mensaje al pueblo iraquí en el que "deseaba que los iraquíes superaran este difícil período de su historia sin verse enmarcados en conflictos sectarios y étnicos".
La batalla de Nayaf en 2004 enfrentó a las fuerzas estadounidenses e iraquíes contra el Ejército Mahdi, una milicia chiita de islamistas dirigida por Muqtada al-Sadr. Al-Sistani estaba en Londres para una visita médica cuando comenzó el enfrentamiento, pero rápidamente regresó a Nayaf, abogando por una tregua entre las partes.
Entre 2006 y 2007, Irak experimentó una ola de violencia sectaria que se originó con el ataque a los santuarios de dos imanes militares en Samarra. Incluso en esa situación extrema, al-Sistani mostró su lado moderado y pidió abstenerse de la violencia y condenar los actos que "golpean y dividen al país".
Al-Sistani respalda la separación entre religión y política, y apoya un gobierno civil basado en la voluntad del pueblo, algo que no suele ser una postura común entre los musulmanes.
En 2017, las fuerzas iraquíes estaban a punto de derrotar al Estado Islámico que había invadido la Llanura del Nínive tres años antes. La intervención de al-Sistani fue crucial ya que llamó a todos los iraquíes a tomar las armas para defender el país, independientemente de su origen étnico o sus creencias religiosas.
Miles de voluntarios respondieron al llamado y formaron las Fuerzas de Movilización Popular, desempeñando un papel crucial para hacerle frente al Estado Islámico.
Que al-Sistani tiene una postura distinta a los demás chiitas iraníes fue evidente en 2014 cuando el primer ministro iraquí era Nouri al-Maliki, quien era considerado un socio estratégico de Irán. Al-Sistani no respaldó su confirmación como primer ministro aunque había ganado las elecciones. Sin embargo, la posición de al-Sistani no pasó desapercibida ya que Haider al-Abadi, un chiita moderado, fue nombrado primer ministro.
Recientemente, al-Sistani fue nuevamente protagonista de los titulares por otra iniciativa: Ahmed al-Safi, uno de sus representantes públicos, pidió en su nombre la abolición de las pensiones y los privilegios para los funcionarios de alto rango. Así sugirió que los recursos ahorrados se destinen para servir y aliviar la situación de la población más pobre.
La pensión que recibe un miembro del Parlamento asciende a 6.500 dólares mensuales y es vitalicia, un beneficio que va acompañado de seguridad, vivienda y otros privilegios.
El año 2020 en Irak no solo estuvo marcado por el COVID-19 sino también por las protestas, ya que miles de ciudadanos tomaron las calles para exigir un cambio en el sistema institucional político y el fin de la corrupción.
Los manifestantes enviaron varios llamados a al-Sistani ya que creían que era el único que podía entender sus exigencias. También los analistas internacionales lo tuvieron en cuenta porque sabían que sus palabras serían escuchadas.
Al-Sistani también se opone fuertemente a cualquier intromisión externa en los asuntos de Irak.
Después de la guerra de Irak, al-Sistani intervino en el debate público pidiendo convocar a nuevas elecciones, impulsando así la transición entre el embajador estadounidense Lewis Paul Bremer, quien se había desempeñado como Administrador Provisional de la Coalición de Irak, y el gobierno interino liderado por Ayad Allawi.
Pese a su avanzada edad y sus precarias condiciones de salud, al-Sistani todavía es considerado un factor de estabilidad en Irak.
Para los observadores locales, el encuentro del Papa Francisco con al-Sistani cerraría el círculo. Primero, el Papa respaldó la reapertura del diálogo con el imán de Al-Azhar. Esto permitió el viaje del Santo Padre a Egipto en 2017 y luego a cinco reuniones consecutivas entre el Francisco y el gran imán, así como al documento sobre la fraternidad humana que firmaron ambos en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019.
Entonces ha llegado el momento de que el Papa Francisco extienda sus brazos al islam chiita y el Cardenal Sako vio en un encuentro con al-Sistani una excelente oportunidad para hacerlo.
El encuentro entre el Papa y al-Sistani también podría decirle al pueblo iraquí que el Papa respalda al ala "quietista", no violenta, más espiritual del mundo musulmán.
Todos estos temas serán parte de la reunión del 6 de marzo.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA