El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y Arzobispo de Maracaibo, Mons. José Luis Azuaje, llamó a los venezolanos a unirse a la Jornada Nacional de Oración y Reflexión que se celebra este martes 2, y a confiar en Dios ante la crisis multidimensional que afrontan y que ha sido agravada por la pandemia del COVID-19.
Mons. Azuaje publicó hoy la carta titulada "Orar para no desfallecer", con motivo de la Jornada Nacional de Oración y Reflexión de este 2 de febrero para recordar a los fieles que Dios los acompaña en medio de la crisis que atraviesan y llamarlos a rezar con gratitud y confianza.
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"La Iglesia Católica en Venezuela celebra una Jornada Nacional de Oración a Dios por nuestro país. No se trata de pedir cosas, porque Dios sabe qué necesitamos, sino de alabarlo y bendecirlo porque camina con su pueblo", dijo.
Jesucristo "está presente desde la cruz que los venezolanos cargamos con los sufrimientos de cada día producto de esta crisis global presente en el país", afirmó.
Además, el Prelado llamó a los venezolanos a reflexionar sobre la necesidad de su participación como ciudadanos en la transformación de la realidad de su país.
"También, es un día de pensar en nuestra responsabilidad como ciudadanos con derechos y deberes, ante las transformaciones necesarias que hay que hacer. El tono de nuestra oración es, por tanto, espiritual e histórico a la vez, de compromisos serios ante la realidad que vivimos, ante los cambios necesarios y urgentes", señaló.
"Hoy agradecemos a Dios por todos los miembros de la Vida Consagrada en su día. Que sigan testimoniando la vida de Jesucristo en su servicio eclesial. Que nuestra Señora de la Candelaria nos acompañe y guíe en este caminar liberador", concluyó.
El 28 de enero, la CEV llamó a los fieles a participar de la Jornada Nacional de Oración y Reflexión para "reavivar el amor, la solidaridad y la esperanza entre hermanos de un mismo país" y pedir a Dios que nos ayude a "resolver nuestros conflictos de manera pacífica, en una sociedad donde nos reconozcamos unos a otros como hermanos".
En ese sentido, invitaron a "que cada familia en cada hogar pueda elevar en una plegaria unísona, la fe de los hijos de Venezuela que claman por reinstaurar en el país las 'cuatro condiciones esenciales que constituyen la paz: la verdad, la justicia, el amor y la libertad'".
Aumento de la crisis en Venezuela
La pandemia del COVID-19 ha agudizado aún más las precarias condiciones en las que viven la mayoría de venezolanos en su país y en los países donde han migrado. El cierre de los comercios y el confinamiento dejó sin empleo a miles de ellos que sobreviven del día a día o de la informalidad. De igual modo sucede con la situación política y social que afrontan.
El 11 de enero, tras las controvertidas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, los obispos insistieron al Gobierno de Nicolás Maduro en la necesidad de "un cambio radical en la conducción política", y se permita unos comicios "presidenciales y parlamentarias en condición de libertad e igualdad para todos".
La instalación de una Asamblea Nacional que carece de fundamento democrático, en medio de un "revanchismo", de una descalificación hacia líderes de la oposición, de amedrentamientos y amenazas de persecución, no ayuda a resolver los problemas del pueblo ni crea la confianza para la recuperación del país", señalaron.
Los obispos explicaron que Venezuela sufre "las nefastas consecuencias de un modelo económico, impuesto por un régimen y una ideología de corte comunista" que ha enriquecido a un grupo minoritario de venezolanos en detrimento de la mayoría, sobretodo de "los más débiles".
Como resultado de este problema, dijeron que "es notorio" el deterioro de la calidad de vida, educación, salud y servicios básicos de los venezolanos, así como "una inflación indetenible y una devaluación que ha empobrecido a toda la población".
Además, acusaron las graves violaciones a los derechos humanos registradas por los informes de la Alta Comisionada de la ONU, entre otros, que reportan "un gran número de expedientes de torturas y asesinatos que señalan crímenes presuntamente cometidos por funcionarios del actual gobierno".
En ese sentido, afirmaron que el país necesita "un cambio radical en la conducción política", que "requiere por parte del Gobierno, la suficiente entereza, racionalidad y sentimiento de amor al país" para facilitar una "transición democrática" legal y pacífica que detenga "este mar de sufrimiento del pueblo venezolano".
Por ello, pidieron al Gobierno que en "un acto de valentía" por "el bien del pueblo, especialmente de los más pobres", garanticen que "instancias sociales intermedias y organizaciones no gubernamentales" tengan "libertad de acción" para ayudar a resolver las necesidades de alimentación, salud, educación y promoción de derechos humanos que afectan al país.
El Papa Francisco también se refirió a la crisis en una carta que envió el 8 de enero al Administrador Apostólico de Caracas, Cardenal Baltazar Porras. Pido a Dios, escribió el Pontífice, para que le "siga dando fortaleza y parresía para que con corazón de padre sepas acompañar y reconfortar a su santo pueblo fiel, probado por el sufrimiento causado por el azote de la pandemia, la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo estrangula".