La Iglesia ortodoxa, más exactamente la sede de Etchmiadzin, creó un departamento para preservar el patrimonio cristiano armenio en Nagorno Karabaj, territorio que ha sido duramente atacado durante el conflicto armado con Azerbaiyán, país de mayoría musulmana.
La decisión de crear este departamento sigue a lo dispuesto por el presidente de Azerbaiyán, Ilhan Aliyev, de declarar como capital cultural de su país a la ciudad de Shushi, en el territorio de Nagorno Karabaj.
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Según informa ACI Stampa, agencia en italiano del Grupo ACI, la toma de la ciudad por parte de las fuerzas armadas de Azerbaiyán llevó a "Armenia a tener que aceptar un doloroso acuerdo que ha llevado a la conquista azerí de muchos territorios".
Muchos armenios se sienten defraudados sobre las condiciones del armisticio por el cual Azerbaiyán conserva los territorios ganados en la guerra, mientras que las tropas rusas se instalaron en Nagorno Karabaj por un plazo de cinco años para mantener la paz.
"Lo que se teme ahora es que siga el 'genocidio cultural' contra la presencia armenia y cristiana en Nagorno Karabaj, conocido en armenio como Artsakh", territorio montañoso de mayoría armenia pero cuya soberanía le corresponde a Azerbaiyán.
Azerbaiyán es un país de mayoría musulmana y aliado de Turquía, que militarmente es superior a Armenia, pues cuenta con armamento y apoyo logístico proporcionado por Turquía e Irán.
Durante el conflicto las fuerzas azerís atacaron la Catedral de Shushi y vandalizaron la iglesia de San Juan Bautista. Se mantiene incierta la suerte del monasterio de Dadivank, que está ahora en una zona de control azerí inaccesible para los armenios, pero que está bajo control militar ruso.
El P. Karekin Hambardzumyan, que está a cargo del departamento para la conservación del patrimonio, dijo a ACI Stampa que la presencia "de fuerzas de paz rusas hacen que nuestro pueblo se sienta seguro y regrese lentamente a reconstruir su vida".
Sin embargo y tras recordar que los armenios son "la primera nación cristiana de la historia", el sacerdote dijo que los armenios en el país y en la diáspora "deben destinarse a superar rápidamente las heridas de la guerra y deben recibir toda la asistencia necesaria para los civiles que han perdido todo y necesitan ayuda desesperadamente".
El sacerdote explicó que "se requiere un monitoreo constante de los lugares espirituales para evitar su posible destrucción".
"La comunidad internacional debe saber que los armenios han vivido en esta región y han creado una heredad espiritual maravillosa, tangible e intangible. Y esta heredad está en riesgo y debe protegerse", resaltó.
El sacerdote explicó también que "la comunidad internacional, teniendo en mente las consecuencias del genocidio debe comprender que los armenios están en amenaza constante de guerra y pueden acabar en juegos políticos".
El genocidio armenio, el asesinato de más de un millón y medio de cristianos de esta nacionalidad perpetrado por el Imperio Turco Otomano entre 1915 y 1923, cuando las autoridades otomanas detuvieron a 235 miembros de la comunidad de armenios en Constantinopla, la actual Estambul; y duró aproximadamente hasta 1923.
El Papa Francisco se ha referido públicamente al genocidio armenio, un evento histórico negado reiteradamente por Turquía. En 2015 el Santo Padre celebró una Misa para recordar los 100 años de estos hechos, lo que generó que la nación turca llamara a consulta a su embajador ante la Santa Sede.
"Queremos que todas las instituciones se involucren en el proceso de protección de los monumentos, haciendo a sus oficiales estatales más conscientes de la situación con un reclamo para que sean activos para defender la heredad armenia, que siendo cristiana es parte de una tradición universal y llena de significado", concluyó el P. Hambardzumyan.