Los obispos católicos de Croacia encomendaron el 19 de enero a las víctimas de la pandemia de coronavirus COVID-19 y de los terremotos a la intercesión de la Virgen María, Fiel Abogada del pueblo católico.
En un comunicado emitido el martes, al final de su reunión plenaria en la capital del país, Zagreb, los prelados lamentaron la muerte de todas las personas que partieron a la casa del Padre a consecuencia del virus y los desastres naturales en Croacia.
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"Encomendamos a toda la patria y a todos sus ciudadanos, especialmente a la Arquidiócesis de Zagreb y la Diócesis de Sisak, heridos por los terremotos, y a todas las víctimas de la pandemia de coronavirus y los terremotos destructivos, a la intercesión de la Santísima Virgen María, Nuestra Fiel Abogada", señalaron los obispos.
El 29 de diciembre de 2020, un terremoto de magnitud de 6,4 grados remeció la Diócesis de Sisak, a tres kilómetros de la localidad croata de Petrinja.
El fenómeno geológico estuvo precedido por otros dos terremotos registrados el día anterior, de menor magnitud, y le sucedieron otros tres, uno el mismo martes 29 y otros dos el miércoles 30 de diciembre.
Sus efectos se notaron también en otros países de la región de los Balcanes, como Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro, además de en otros países cercanos como Austria, Hungría, Rumanía, Alemania e Italia.
Los obispos indicaron que, si bien se tenía la esperanza que el año 2021 restauraría la seguridad en el país, "una serie de terremotos sacudieron primero nuestra ciudad capital de Zagreb en marzo, y luego la región de Banja y la Diócesis de Sisak en diciembre del año pasado".
"Partes de las ciudades y pueblos fueron destruidos. Desafortunadamente, las personas también perdieron a sus seres queridos en los terremotos. Muchas familias se quedaron repentinamente sin nada. Aquellos que anteriormente habían vivido en la seguridad de sus propios hogares encontraron refugio en pasillos, campamentos o casas de acogida", lamentaron.
Los prelados señalaron que varias iglesias de la Arquidiócesis de Zagreb y la Diócesis de Sisak "fueron destruidas o dañadas, mientras que las catedrales de Zagreb y Sisak sufrieron daños importantes y tuvieron que cerrarse para el culto".
En medio de los terremotos, el coronavirus ha acechado a los cuatro millones de habitantes de Croacia, el 86% de los cuales son católicos. Más de 227 mil personas dieron positivo por COVID-19 y más de cuatro mil murieron por el virus hasta el 21 de enero, según indica la Universidad Johns Hopkins.
"Todos los días somos testigos que la pandemia ha dejado graves consecuencias en todos los aspectos de la vida, especialmente entre los enfermos, los ancianos y los confinados a la soledad", dijeron los obispos.
Los obispos señalaron que las familias también se han visto afectadas por la crisis sanitaria, que ha dejado inestabilidad económica, el aumento de los problemas intrafamiliares y la violencia.
"Toda la sociedad se ha visto afectada: las instituciones educativas, la vida social y cultural, la economía, así como todo lo que define la vida de una comunidad", señalaron.
Los obispos reconocieron que el coronavirus ha limitado la vida de la Iglesia, debido a las restricciones para celebrar la Santa Misa con los fieles, que permanecen parcialmente hasta la actualidad por la posibilidad de contagio.
"No ha sido posible realizar la catequesis parroquial de la manera acostumbrada, celebrar Primeras Comuniones o Confirmaciones. Ha habido limitaciones en la bendición habitual de familias y muchas reuniones religiosas. Varias de nuestras parroquias han encontrado nuevos desafíos pastorales y dificultades materiales", lamentaron.
Sin embargo, enfatizaron que hubo "factores positivos", que incluyen el fortalecimiento de la "espiritualidad familiar y la oración comunitaria" y el intercambio del mensaje del Evangelio por medios digitales.
Los obispos señalaron que la vacuna contra el coronavirus ha sido "un foco de atención pública" en las últimas semanas e instaron a los católicos a considerar la evaluación positiva de la vacuna por parte del Papa Francisco, así como las declaraciones del Vaticano que aclaran cuestiones éticas "que protegen la libertad de conciencia y la responsabilidad personal al recibir la vacuna".
"Queridos hermanos y hermanas, en las celebraciones eucarísticas dominicales, en la oración diaria y perseverante, sigamos encontrando la inspiración y la fuerza más profundas para nuestra propia lucha contra las dificultades y para tener un amor efectivo al prójimo", concluyeron.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.