Los obispos de Estados Unidos dijeron en un mensaje a Joe Biden, el segundo presidente "católico" de Estados Unidos, que están dispuestos a colaborar como lo hacen con todas las administraciones, pero sin renunciar a defender valores fundamentales como la vida y la familia, teniendo en cuenta la posición proaborto expresada por el nuevo mandatario.
Así lo manifestó la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), en un comunicado con ocasión de la toma de posesión de Joseph R. Biden como presidente de Estados Unidos al mediodía (hora del Este) de hoy 20 de enero.
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Biden, que postuló por el Partido Demócrata, lleva como vicepresidenta a la abortista Kamala Harris. Además, nominó a Samantha Power, defensora del aborto y ex embajadora estadounidense ante la ONU, como administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
"Para los obispos de la nación, la continua injusticia del aborto sigue siendo la 'prioridad preeminente'. Aunque preeminente no significa 'única'. Tenemos una profunda preocupación por las muchas amenazas a la vida y la dignidad humanas en nuestra sociedad. Pero, como enseña el Papa Francisco, no podemos quedarnos en silencio cuando casi un millón de vidas por nacer son terminadas anualmente en nuestro país a través del aborto", señala el comunicado firmado por el presidente de la USCCB, Mons. José Gomez.
Por ello, escribió, "en lugar de imponer más expansiones del aborto y la anticoncepción, como ha prometido, tengo la esperanza de que el nuevo presidente y su administración trabajarán con la Iglesia y otras personas de buena voluntad. Mi esperanza es que podamos iniciar un diálogo para tratar los complicados factores culturales y económicos que motivan el aborto y desaniman a las familias".
En su comunicado, el presidente de la USCCB dijo que los obispos esperan poder "trabajar con el presidente Biden, su administración y con el nuevo Congreso". "Como ocurre con todas las administraciones, habrá áreas en las que estaremos de acuerdo y en las que trabajaremos juntos con estrecha colaboración, pero también habrá áreas en las que tendremos desacuerdos de principios y una fuerte oposición", señaló.
Mons. Gomez recordó que Biden "será nuestro primer presidente en 60 años que profesa la fe católica. En una época de creciente y agresivo secularismo en la cultura estadounidense, cuando los creyentes religiosos enfrentan muchos desafíos, será refrescante interactuar con un presidente que evidentemente comprende, profunda y personalmente, la importancia de la fe y las instituciones religiosas".
"Observo con mucha esperanza y motivación la experiencia personal y piedad del Señor Biden, su conmovedor testimonio de cómo su fe le ha traído consuelo en tiempos difíciles y trágicos y su compromiso de mucho tiempo con la prioridad que establece el Evangelio para los pobres", escribió.
Sin embargo, recordó que "nuestro nuevo presidente se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promoverían los males morales y amenazarían la vida y la dignidad humanas, más seriamente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género. Es motivo de profunda preocupación la libertad de la Iglesia y la libertad de los creyentes para vivir de acuerdo con sus conciencias".
Analistas consideran que entre las primeras decisiones de Biden, una vez asumida la presidencia, serían la derogación de la Protect Life Rule (Regla para la Protección de la Vida) y de la ampliación de la Política de Ciudad de México.
La Protect Life Rule evita que las organizaciones que realizan o refieren abortos reciban fondos del "Programa de Planificación Familiar del Title X". De hecho, esto hizo que Planned Parenthood dejara de recibir aproximadamente 60 millones de dólares anuales en fondos federales.
La Política de la Ciudad de México prohíbe el financiamiento federal de organizaciones no gubernamentales internacionales que promueven el aborto como método de planificación familiar.
Mons. Gomez señaló que "el aborto es un ataque directo a la vida que también lastima a la mujer y socava a la familia. No es sólo un asunto privado, ello genera problemáticas situaciones en aspectos fundamentales como la fraternidad, la solidaridad y la inclusión en la comunidad humana. También es una cuestión de justicia social".
"No podemos ignorar la realidad de que las tasas de aborto son mucho más altas entre los pobres y minorías, y que el procedimiento se usa regularmente para eliminar a los niños que nacerían con discapacidades", expresó.
"Mi esperanza es igualmente que trabajemos juntos para poner finalmente en práctica una política familiar coherente en este país que reconozca la importancia crucial de los matrimonios y crianza sólidos para el bienestar de los niños y la estabilidad de las comunidades. Si el presidente, con pleno respeto por la libertad religiosa de la Iglesia, participara en esta conversación, sería de gran ayuda para restaurar el equilibrio civil y curar las necesidades de nuestro país", afirmó.
El presidente de la USCCB señaló que los obispos católicos no son actores partidistas activos sino pastores "responsables de las almas de millones de estadounidenses y defensores de las necesidades de todos nuestros vecinos"; y cuando hablan sobre problemas de la vida pública estadounidense tratan de formar conciencia y aportar principios basados en el Evangelio y enseñanzas sociales de la Iglesia.
"Jesucristo reveló el plan de amor de Dios por la creación y la verdad sobre la persona humana, que fue creada a su imagen y semejanza, dotada de la dignidad, los derechos y las responsabilidades dadas por Dios y llamada a un destino trascendente", indicó. Estas realidades, añadió, "se reflejan en la Declaración de la Independencia y la Declaración de los Derechos".
"Trabajamos con todos los presidentes y todos los congresos. En algunos temas nos ubicamos más del lado de los demócratas, mientras que en otros nos encontramos más del lado de los republicanos. Nuestras prioridades nunca son partidistas. Somos católicos en primer lugar, y solo buscamos seguir fielmente a Jesucristo y promover su visión de la fraternidad y la comunidad humanas", escribió el presidente de la USCCB.
Mons. Gomez, que pidió a Dios que dé a Biden "sabiduría y valor" para liderar el país, dijo que el llamado del nuevo presidente "por una reconciliación nacional y unidad es bienvenido a todos los niveles. Es algo que se necesita urgentemente mientras enfrentamos el trauma en nuestro país causado por la pandemia del coronavirus y el aislamiento social, que sólo han agravado las intensas y largas divisiones entre nuestros conciudadanos".
"Como creyentes, entendemos que la sanidad es un regalo que sólo podemos recibir de la mano de Dios. Sabemos también que la reconciliación real requiere escuchar con paciencia a quienes no están de acuerdo con nosotros y la voluntad de perdonar y superar los deseos de represalia. El amor cristiano nos llama a amar a nuestros enemigos y a bendecir a los que se oponen a nosotros, y a tratar a los demás con la misma compasión que queremos para nosotros", escribió el también Arzobispo de Los Ángeles.
"Estamos todos bajo la atenta mirada de Dios, quien es el único que puede juzgar las intenciones de nuestros corazones. Oro para que Dios le dé a nuestro nuevo presidente, y a todos nosotros, la gracia de buscar el bien común con toda sinceridad".
"Encomiendo todas nuestras esperanzas y ansiedades en este nuevo momento al tierno corazón de la Santísima Virgen María, madre de Cristo y patrona de esta nación excepcional. Que ella nos guíe por los caminos de la paz y nos ofrezca la sabiduría y la gracia de un verdadero patriotismo y amor por la patria", culminó el presidente de la USCCB.