El Papa Juan Pablo II entregó un mensaje a un grupo de obispos amigos del Movimiento de los Focolares en el que renueva el llamado universal a la santidad y asegura que responder a él garantiza la eficacia en el anuncio del Evangelio.
“Solamente una comunidad cristiana resplandeciente de santidad puede llevar a cabo con eficacia la misión que le confió Cristo: difundir el Evangelio hasta los extremos confines de la tierra", señaló el Pontífice.
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Durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI y ante unos nueve mil fieles, el Papa saludó a los obispos que se reúnen anualmente en Roma. También estaba presente Chiara Lubich, fundadora y presidenta del Movimiento.
Juan Pablo II, recordó que la cita de este año está centrada en el tema de la santidad, y evocó que "el Concilio Ecuménico Vaticano II ha recordado que la santidad es la vocación de todos los bautizados”.
"El carácter universal de la vocación a la santidad en la Iglesia es una verdad que constituye uno de los pilares de la constitución conciliar 'Lumen gentium'. Hay que subrayar dos aspectos generales. En primer lugar, el hecho de que la Iglesia es íntimamente santa y está llamada a vivir y a manifestar esta santidad en todos sus miembros”, indicó.
Además, señaló que “la expresión 'santidad de pueblo' hace pensar en lo general, es decir, en la exigencia de que todos los bautizados vivan con coherencia el Evangelio en la vida cotidiana: en la familia, en el trabajo, en todas las relaciones y ocupaciones. En las cosas 'ordinarias' hay que vivir lo extraordinario".