El exorcista P. Francois-Marie Dermine, advirtió en su nuevo libro que el satanismo está creciendo en las sociedades occidentales descristianizadas, incluso entre líderes católicos; por ello, llamó a rezar y formarse en la fe para no caer en confusiones o exageraciones y así, enfrentar su avance.
El P. Dermine es un sacerdote dominico canadiense que sirvió como exorcista en varias diócesis italianas desde 1994. Además, fue presidente de la asociación católica italiana GRIS (Grupo de Investigación en Información Social-Religiosa); profesor de teología moral en la Facultad de Teología de Emilia-Romagna; y autor de varios libros sobre el ministerio del exorcismo y los peligros que rodean las creencias y prácticas de lo oculto.
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En 2003, contribuyó a la creación del "Curso sobre exorcismo y oración de liberación", evento anual internacional que reúne a sacerdotes, religiosas y expertos laicos por una semana en Roma, para hablar sobre la actividad satánica y el ministerio creado por la Iglesia para hacerle frente.
El sacerdote dijo a National Catholic Register que en las sociedades occidentales descristianizadas de hoy, hay gente, incluidos líderes católicos, que cree que el diablo está "muerto"; es decir, cuestionan cada vez más la existencia del diablo. Esto hace que la "muerte" de Dios se acelere en estas realidades y aumente el satanismo.
Frente a ello, el P. Dermine decidió desde hace 20 años "recatequizar" al pueblo católico. Así, creó su más reciente libro Ragioniamo sul demonio. Tra superstizioni, mito e realtà (Razonemos sobre el diablo: entre supersticiones, mito y realidad), donde explica de forma sencilla la naturaleza de la actividad satánica en la vida humana y da claves para evitar confusiones o exageraciones.
"Lo escribí porque hay muchos prejuicios, ignorancia y confusiones que abordar. De hecho, soy un exorcista y me duele mucho escuchar a la gente en general y a los sacerdotes en particular negar la acción concreta del diablo en nuestras vidas", dijo. Todo el que niega la existencia del diablo es un "hereje" y no tiene una fe "genuina", subrayó.
Explicó que "la existencia de los ángeles es una verdad de fe, y el diablo es un ángel caído" y que si bien "el diablo no está en el centro de la fe, su figura es indispensable para comprender el misterio de la fe". "A veces me pregunto cómo puede un sacerdote permanecer fiel a su vocación sin creer en el diablo. Lo convierte en una especie de trabajador social, pero nada más", lamentó.
El P. Dermine dijo que esta falsa creencia ha tomado fuerza en la actualidad por el periodo de "gran racionalismo" que vivimos, caracterizado por "encontrar una explicación" y demostración a todo. Explicó que tras el Concilio Vaticano II, "el deseo de racionalizar la fe" fue a veces "demasiado radical", en especial en las "regiones donde el catolicismo era muy tradicional".
Indicó que "la existencia del diablo no debe demostrarse, es para creer. Incluso si hay buenas razones para creerlo en un nivel racional, no es suficiente", y criticó que "muchos miembros del clero parecen querer emanciparse de conceptos que les parecen demasiado medievales, atrasados o incluso supersticiosos", cuando según su experiencia, es un tema actual.
"La creencia en el diablo está bastante extendida en el resto de la sociedad, especialmente entre los jóvenes", dijo. "Cuando voy a dar conferencias en las escuelas, los niños me escuchan en un silencio religioso. Es nuestro deber explicar qué es el diablo de una manera que no sea ni supersticiosa ni extravagante", agregó.
Frente a la declaración del sacerdote jesuita exégeta, el P. Alberto Maggi, que afirmó que el "diablo no era más que un símbolo del mal" y negó la posesión demoníaca usando el Antiguo Testamento, el P. Dermine dijo que estas personas "no son fieles a las Sagradas Escrituras".
El exorcista precisó que el diablo no es un "símbolo del mal que existe en el mundo", pues un símbolo sirve para representar "una realidad que aún no es visible, concreta o presente"; en cambio "el mal es omnipresente".
Argumentó que aunque el Antiguo Testamento refiera poco al diablo, lo menciona "desde las primeras páginas de la Biblia, en el Libro del Génesis" y luego, la Biblia lo menciona más cuando "se acerca la plenitud del tiempo y por tanto, de la Revelación de Jesucristo".
"El mismo Jesús insiste en la figura del diablo. Pudo haberse puesto del lado de los saduceos, que no creían en la existencia de los ángeles como seres puramente espirituales; pero, no solo no lo hizo, también quiso reafirmar esa realidad contra la que él mismo tuvo que luchar", dijo.
Frente a la pregunta de si "la muerte del diablo" en la mente de las personas fortalece la presencia demoníaca y su campo de acción, el P. Dermine dijo que "la muerte del diablo puede acompañar o preceder o favorecer la de Dios, porque hace muy abstracto el concepto de Dios". En ese sentido, dijo que "si falta la figura del diablo, también se pierde de vista la figura de Dios mismo".
Por ello, advirtió que negar al diablo "hace que la fe sea árida e intelectualista y nos hace olvidar que realmente necesitamos ser salvos, ayudados y protegidos por el Señor. Debemos tener en cuenta que nuestra fe consiste en la presencia efectiva de un Dios amoroso, y el razonamiento no siempre es la mejor manera de llegar a Dios", dijo.
El sacerdote recordó que existe un resurgimiento del "satanismo agresivo" y que ahora es "una realidad para muchos jóvenes" que conocen sobre el tema gracias internet. En los sitios web, "la figura del diablo que se emancipa de Dios para llevar su vida como le plazca" es "alabada abiertamente y atrae a mucha gente", precisó.
Señaló que los grupos satánicos reales "se están multiplicando de una forma muy preocupante". "También lo veo a través de las víctimas del satanismo, de ritos peligrosos […] Personalmente, puedo decir que más gente que antes viene a verme y, lamentablemente, no puedo seguirlos a todos. El satanismo ha salido a la luz y debemos tener mucho cuidado al respecto", advirtió.
Sobre la relación del mal con el diablo, el P. Dermine dijo que "la mayoría [el 90%] de nuestros males no son causados por manifestaciones del diablo sino por nosotros mismos. Que el diablo luego venga a exasperarlos es un hecho". Dijo que arrojar nuestros pecados sobre el diablo sería "demasiado fácil" y además, "se corre el riesgo de no ver las causas naturales de sus problemas".
Ante la pregunta de si las personas con una profunda vida de oración puedan ser víctimas de prácticas ocultas, el exorcista dijo que confirmó que "todos pueden ser víctimas del mal", pues siguió a cristianos devotos que estuvieron "bajo el control del diablo". Aunque, dijo que "es más difícil" que el que está en "gracia de Dios se convierta en presa del diablo".
Dijo que "si Dios lo permite" es para que ellos "obtengan un bien mayor". "Fui testigo de que estas personas pueden dar un salto cualitativo importante en su vida humana y en su vida de fe", recordó y señaló que hay "varios santos poseídos" que lograron ganar la batalla con la ayuda de Dios y que esto "fortaleció su santidad y humanidad".
"No hay antídotos absolutos para la acción del diablo. Estamos llamados a estar alerta mientras nuestro enemigo anda como un león rugiente tratando de hacernos caer. Tenemos que estar atentos, sin poner nunca al diablo, o el miedo a él, en el centro de nuestra atención. Jesucristo está siempre en el centro, así como el amor infinito de Dios hacia nosotros", subrayó.
Sobre la relación del satanismo y "las esferas del poder terrenal", dijo que el propósito del satanismo es "confiar en el diablo" y algunos "para volverse poderosos" pueden sentirse tentados. "Te doy algo, diablo; Te ofrezco sacrificios, siempre que me des algo a cambio", dijo.
"Este peligro es real. No se excluye en absoluto que las personas de alto rango adoren explícitamente al diablo, sin mencionar la masonería, algunos de cuyos miembros pueden llevarse muy bien con el satanismo", advirtió.
Sobre la pregunta de si la adivinación es "intrínsecamente diabólica", el P. Dermine dijo que "las Escrituras son muy claras en esto desde el principio, desde Deuteronomio, que condena todas las formas de superstición y adivinación; todo está escrito en blanco y negro. Estas prácticas son formas graves de infidelidad hacia Dios".
Afirmó que "no se puede saber todo el futuro" ni las cosas ocultas con magia, pues "Dios nos mantiene en la oscuridad sobre lo que sucederá en un año, en un mes, y, por lo tanto, debemos confiar en él. Es cuestión de confianza y abandono. Es lo que hace que nuestra fe sea interesante. Si Dios existe y me ama, si quiere llevarme a la salvación, debo confiar en él y en su palabra".
Lamentó que hoy en día "ya no se sabe esperar el tiempo de Dios", pues "muchos católicos" recurren a estas prácticas "convencidos de que no va en contra de su fe". Recordó al Beato Bartolo Longo, que lo practicó un tiempo "después de su conversión", y dijo que sabe de "casos bastante raros" de sacerdotes que tuvieron "sesiones espiritistas". Pero, hay más sacerdotes "que tienen el problema contrario, es decir, un exceso de racionalismo", precisó.
El sacerdote también dijo que Dios puede mover o no a personas para que sean capaces de profetizar sobre ciertas cosas y se les conoce en el Antiguo y Nuevo Testamento como "profetas". Pero, dijo que algunos pueden "'adivinar' algunos eventos futuros" con intervención del diablo.
Explicó que "el diablo es muy inteligente, mucho más que nosotros", por eso puede "conocer ciertos futuros cuyas causas ya existen o ya están en funcionamiento"; es decir, ver señales y causas de "ciertos eventos que sucederán en una semana, un año o 10 años"; pero "nunca puede ver los eventos que están vinculados a nuestras decisiones libres. Solo Dios puede conocerlos, porque, para Él, el pasado y el futuro son un presente eterno".
Sobre la relación entre la actividad demoniaca y la medicina alternativa, dijo que "siempre hay que discernir caso por caso. No se puede hacer un juicio definitivo sobre todos estos medicamentos y prácticas de bienestar". Sin embargo, señaló que "existe medicina alternativa que resulta peligrosa" cuando alguien se adhiere a ciertos productos o elementos naturales esperando "efectos milagrosos".
Sobre el yoga, dijo que "no demonizo todo", pues "la Iglesia misma no lo ha hecho", pero advirtió que el yoga creado por el hinduismo sí es peligroso.
Explicó que la práctica original del yoga busca que las personas salgan de la realidad de sí mismos para entrar en una "ilusión" que es fusionarse o "reconectarse con el brahman". Relató que lo practicó de joven por muchos años, pero que decidió abandonarlo pues "me di cuenta de que me estaba volviendo contra mí mismo".
Sobre el reiki, "que consiste en la imposición de manos", dijo que los sacerdotes imponen las manos al "consagrar el pan y el vino" para "permitir la acción del Espíritu Santo". En cambio, los maestros de reiki dicen tener una "energía curativa dentro de ellos" y recitan un texto sagrado japonés de iniciación. "Esto es obviamente completamente contrario a la fe católica", dijo.
Finalmente, alentó a los católicos y sacerdotes a enfrentar el avance del satanismo con "la primera arma" que es la oración. "En estos tiempos de confusión" abierta a la acción del diablo, "los fieles tienen el deber de profundizar su fe, de educarse. Necesitamos pensar mucho sobre cuestiones de fe y el mundo que nos rodea", concluyó.