En un multitudinario encuentro, el fundador del Movimiento de Vida Cristiana y Superior General del Sodalitium Christianae Vitae, Luis Fernando Figari, comprometió a los miembros de la Familia Sodálite a defender la dignidad del hombre y el derecho a la vida como lo hace la Iglesia.
Tras recordar que “todos somos Iglesia” y no solo la jerarquía, Figari centró su discurso titulado “La Vida Cristiana Hoy” en el rescate que hace la Iglesia de la dignidad humana entendida a la luz del hombre creado por Dios y no como “efecto” de un consenso exterior.
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Ante unas dos mil personas que colmaron el auditorio del Colegio San Agustín de esta capital –muchos debieron seguir la conferencia en pantallas ubicadas afuera del recinto-, el fundador de la Familia Sodálite analizó la situación del mundo y el impacto de las corrientes culturales anticristianas.
Defensa de la vida
Figari presentó el desafío de defender la vida desde la concepción como un deber del cristiano y aseguró que "la inconciencia del mal que acecha es una gravísima amenaza para la vida humana y cristiana”.
El fundador desechó los argumentos de quienes justifican el aborto como derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y explicó a la audiencia los fundamentos científicos que respaldan la defensa del no nacido como ser humano con identidad biológica propia.
"El ADN del padre y de la madre son diversos al del hijo. Cada persona tiene un ADN nuclear único", explicó y agregó que “al ser diversos códigos genéticos se expresa inequívocamente que se refieren a dos personas distintas, con su vida, dignidad, deberes y derechos personales. Por ello no es lícito reducir a la persona, como algunos abortistas han hecho, al concepto de ser un apéndice o quiste del cuerpo materno”.
En este sentido, advirtió que "hay ideologías o cultos que dicen que personas con determinadas características no son realmente personas, ni tienen derechos. Ésa fue la execrable ideología de los nazis. Hoy los abortistas que lanzan sus campañas de exterminio contra las personas no nacidas se ponen en el mismo plano ideológico que quienes asesinaron a millones por teorías raciales o genéticas".
Figari destacó el compromiso de la Iglesia en la defensa de la vida y denunció "la inconciencia de pueblos que contemplan cómo esos legisladores que los dicen representar dicen que ese exterminio es legítimo".
“Como personas y como cristianos debemos defender los derechos del ser humano desde su gestación hasta su tránsito natural”, exclamó ante la ovación de los presentes.
Por la fe y la familia
El Fundador dedicó la segunda parte de su mensaje a reflexionar sobre los ataques sutiles pero feroces que sufre el cristiano en su esfuerzo por vivir la fe y mencionó el "bombardeo incesante de erotismo" que es "al menos en parte, herencia de la hoy desprestigiada ideología de Freud".
Figari señaló el “clima de permisivismo" y la “inconsciencia acerca de lo que enseña la Iglesia”.
“Una mala comprensión del examen de conciencia y de los pecados mismos lleva a muchos a relacionar el 'no pecar' con una prohibición arbitraria que coacta su libertad. Y no es así. La enseñanzas de la Iglesia ayudan a encausar bien la libertad", indicó.
Figari pidió a los jóvenes vivir en castidad y a quienes descubren la vocación al matrimonio, llamó a formarse y discernir antes de casarse.
"Saben que insisto a tiempo y a destiempo en anunciar que existe una vocación a la santidad por el camino del matrimonio. Soy un absoluto convencido de ello. Creo que hay que trabajar muchísimo por la pureza de la juventud, por la salvaguarda de los valores, por la no cosificación de la pareja, y por tantos otros asuntos de gran importancia para la vida conyugal y familiar", afirmó.
Al final de su conferencia, Figari destacó la labor social de distintas asociaciones de la Familia Sodálite y señaló que es “una muestra de caridad y solidaridad social de los hijos e hijas de la Iglesia” que no debe ir sola.
"Todo eso está bien, pero debemos ayudar a cambiar la sociedad misma, el corazón de los seres humanos. Debemos trabajar por el cambio y debemos trabajar con perseverancia, recorriendo vitalmente el camino de la vida cristiana", señaló.
"Hay que ser concientes de lo mucho que hay que hacer, empezando por nuestra realidad personal, para encontrarnos con el Señor Jesús, para acoger a Cristo en nuestro propio corazón, para estar con Él y servirle a Él, Él es nuestra vida y debemos caminar perseverantes a pesar de todos los obstáculos para algún día poder decir desde el fondo de nuestro corazón 'mi vida es Cristo'", concluyó.