El Papa Francisco afirmó este viernes 4 que la presencia del Vaticano en la comunidad internacional "está al servicio del bien común mundial", llamando la atención sobre las cuestiones que afectan a la vida de las personas y las naciones.
El Pontífice dijo esto durante la ceremonia en la que recibió las credenciales de los nuevos embajadores ante la Santa Sede provenientes de Jordania, Kazajastán, Zambia, Mauritania, Uzbekistán, Madagascar, Estonia, Ruanda, Dinamarca e India.
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En su discurso, pronunciado en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice señaló que la misión de los nuevos embajadores "comienza en un período de grandes desafíos para toda la familia humana. Incluso antes de la pandemia de Covid-19, estaba claro que 2020 sería un año caracterizado por urgentes necesidades humanitarias debidas a los conflictos, la violencia y el terrorismo en diferentes partes del mundo".
A continuación, el Papa trazó un esquema general de la situación que atraviesa el mundo, donde "las crisis económicas están causando hambre y migraciones masivas, mientras que el cambio climático aumenta el riesgo de desastres naturales, hambrunas y sequías".
"Y ahora la pandemia está agravando las desigualdades ya presentes en nuestras sociedades; de hecho, los pobres y los más vulnerables de nuestros hermanos y hermanas corren el riesgo de ser descuidados, excluidos y olvidados", lamentó.
Subrayó que "la crisis nos ha hecho comprender que estamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente".
"Hoy, quizás más que nunca, nuestro mundo cada vez más globalizado requiere urgentemente un diálogo y una colaboración sinceros y respetuosos, capaces de unirnos para hacer frente a las graves amenazas que se ciernen sobre nuestro planeta e hipotecan el futuro de las generaciones más jóvenes", propuso el Papa.
En ese contexto, hizo hincapié en que "la presencia de la Santa Sede en la comunidad internacional está al servicio del bien común mundial, llamando la atención sobre los aspectos antropológicos, éticos y religiosos de las diversas cuestiones que afectan a la vida de las personas, los pueblos y las naciones enteras".
El Pontífice pidió a los nuevos embajadores que "vuestra actividad diplomática como representantes de vuestras naciones ante la Santa Sede favorezca la cultura del encuentro, tan necesaria para superar las diferencias y divisiones que tan a menudo obstaculizan la realización de los altos ideales y objetivos propuestos por la comunidad internacional".
"Cada uno de nosotros está invitado, en efecto, a trabajar diariamente para la construcción de un mundo cada vez más justo, fraternal y unido", aseveró.