El Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (Calir) expresó su repudio a los recientes ataques a lugares de culto y demandó a las autoridades dar normas penales que sancionen estas conductas intolerantes.
A través de un comunicado difundido el 30 de noviembre, el Calir mencionó tres ataques a lugares de culto en el último tiempo.
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En primer lugar recordaron que la madrugada del 28 de noviembre, desconocidos arrojaron pintura verde a la fachada de la Catedral Nuestra Señora del Rosario de la Diócesis de Merlo Moreno, y escribieron en la acera consignas a favor del aborto.
También el ataque a la Iglesia Cristiana Evangélica en Córdoba y a la parroquia Nuestra Señora de Luján en Río Negro, en la que un grupo de mapuches golpearon al sacerdote a cargo, profanaron la Eucaristía e hicieron destrozos en el templo.
"Estos episodios, que lamentablemente se multiplican en la Argentina ante la pasividad de las autoridades, no constituyen un uso legítimo de la libertad de expresión: son delitos, y son actos que hieren los sentimientos religiosos no sólo de las comunidades directamente agredidas sino los de todos", expresó el Calir.
"Cuando una iglesia, una sinagoga, una mezquita o cualquier lugar de culto es atacado, dañado o menoscabado sufrimos todos los creyentes, y todas las personas de bien que aspiramos a una sana convivencia en nuestro país".
"No se puede aceptar esta conducta intolerante que no expresa más que el odio religioso, que la Nación se ha comprometido a combatir y sancionar", recordó.
Por ello, el Calir reclamó "una actitud enérgica de las autoridades de todos los niveles para impedir que se instale y naturalice esta forma desviada e inaceptable de acción política".
"Nos preguntamos si no es el momento de sancionar normas penales que castiguen más severamente estos actos vandálicos. Y condenamos toda violencia, provenga de donde provenga".
"Hacemos llegar a las comunidades agredidas nuestra solidaridad y cercanía e invitamos a todos los creyentes a orar, cada cual según su propia tradición religiosa, por la conversión de los intolerantes y los violentos y el perdón de Dios a quienes no respetan los lugares en los que de una u otra forma se le rinde culto", concluyó el Calir.