Ante el cierre de la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México del 10 al 13 diciembre para evitar las aglomeraciones y contagios por coronavirus COVID-19, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) explicó que la principal razón para esta decisión es velar por "la salud y la vida" de los fieles.
En diálogo con ACI Prensa el 25 de noviembre, Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y secretario general de la CEM, aseguró que "la primera preocupación es la salud y la vida de la gente. Punto. No tenemos la más pequeña duda de eso".
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Si bien originalmente "no se tenía previsto un cierre" de la Basílica, el jueves 19 de noviembre, los obispos mexicanos junto a las autoridades civiles tomaron la decisión de cerrar completamente el santuario.
Millones de peregrinos de distintas partes de México y de otros países se congregan tradicionalmente en los primeros días de diciembre en la Basílica de Guadalupe, con ocasión de la celebración de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre.
La concentración de personas alcanza su punto más alto desde la noche del 11 de diciembre, cuando los devotos se congregan para cantarle a la Virgen María las "mañanitas", tradicional canción mexicana con que se festejan los cumpleaños.
Debido a la pandemia, la Basílica de Guadalupe anunció que no acogería la celebración de Misas el 11 y el 12 de diciembre. Sin embargo, se tenía previsto que se permita a los devotos ingresar al templo para contemplar y hacer oración brevemente ante la imagen original de la Virgen de Guadalupe.
Lamentablemente, dijo Mons. Miranda Guardiola, los contagios de COVID-19 "han seguido creciendo" tanto en Ciudad de México como en otras partes del país, entre ellas Monterrey.
"La gente se está muriendo, la gente se está contagiando: sacerdotes, religiosas, pueblo fiel, ancianos, colaboradores, hermanos, padres, primos", dijo el Prelado.
Sobre la posibilidad de que a pesar de las medidas anunciadas los peregrinos y devotos se reúnen masivamente en el exterior de la Basílica de Guadalupe el 11 y 12 de diciembre, tal como ocurrió el 28 de octubre en la parroquia de San Hipólito de Ciudad de México, en la fiesta de San Judas Tadeo, Mons. Miranda Guardiola dijo que "hay mucha diferencia" entre ambos templos.
El 28 de octubre, a pesar de que la Arquidiócesis Primada de México había anunciado que no se celebrarían Misas ni se abriría la parroquia de San Hipólito, miles de devotos de San Judas Tadeo se congregaron en el exterior. Ante la presión popular, autoridades civiles y eclesiásticas optaron por abrir la iglesia y permitir un acceso controlado.
Para el secretario general de la CEM, la Basílica de Guadalupe tiene "muchísima experiencia en el manejo de gente, de preparación", para evitar que ocurra algo similar.
"No vamos a dejar de celebrar" a la Virgen de Guadalupe
Mons. Alfonso Miranda Guardiola subrayó que "no vamos a dejar de celebrar" a la Virgen de Guadalupe a pesar del cierre de la Basílica. Por el contrario, dijo, "vamos a celebrar con mucho gozo", pero "de una manera especial, prudente, responsable, piadosa".
"Se va a celebrar y para ello hemos pedido que en las basílicas, parroquias, capillas dedicadas a Nuestra Señora de Guadalupe se celebre, con el aforo permitido, con todas las medidas de prevención, para distribuir, para dosificar la cantidad de personas", explicó.
Los que por alguna razón no pueden salir de casa, continuó, pueden preparar un pequeño altar con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y "encomendarse a Dios".
Tras destacar que las celebraciones se podrán seguir a través de distintos canales de televisión que se han ofrecido para la ocasión, así como a través de las redes sociales, el Secretario General de la CEM indicó que "será tema de estudio posterior el fenómeno que estamos viviendo: una experiencia muy bonita de una grande y creativa participación de los fieles en la vida parroquial, eclesial. Hay hoy abundantes frutos de rosario virtual, de retiros, de encuentros virtuales".
Sin embargo, reiteró, "primero es la salud del pueblo, primero es la vida del pueblo".
"¿De qué sirve celebrar cuando la gente se está muriendo?", cuestionó, e insistió que la voluntad de la Iglesia al cerrar la Basílica es "no exponer a la gente a que muera", pues "eso es inhumano, eso no tiene nada que ver con la fe".
"El mensaje cristiano es (que) antes que cualquier otra cosa está la vida del pueblo", añadió, pues "no podemos cuidar lo espiritual si no cuidamos el cuerpo. El ser humano no es espíritu solamente, es cuerpo y alma".