Las calles de Roma esconden muchos secretos que muestran la gran devoción religiosa de la población de la capital de Italia. Uno de esos rincones es la capilla de Nuestra Señora del Divino Amor, en la Via dei Prefetti, a pocos metros del parlamento italiano.
Esta discreta capilla custodia un icono de la Virgen de especial significado y que refleja la gran devoción de los romanos por la advocación del Divino Amor, que cuenta también con una iglesia en el centro histórico, además de un emblemático santuario en la vecina localidad de Castel di Leva.
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La imagen custodiada en la capilla del Campo Marzio, barrio que ocupa gran parte del centro histórico de Roma, representa a la Virgen María en oración con el manto azul propio de las representaciones icónicas marianas.
Se trata de una representación muy original y poco común en Roma. Si bien es habitual encontrar en las iglesias romanas representaciones de María rezando, no es habitual que las imágenes marianas sobre esta temática lo hagan con las características de este icono.
El retrato, obra del maestro Giovan Battista Salvi, llamado el Sassoferrato, muestra a María en el momento en que recibe la bendición de Dios, sobre su propia existencia. Es el momento en que pronuncia el Fiat en señal de ofrenda y de amor por el proyecto redentor del Padre para la humanidad.
La pintura, antes de encontrarse en su lugar actual, se situó en otra capilla cercana que fue demolida.
El hecho de que la capilla se encuentre prácticamente abierta a la calle, como si diera la bienvenida al peregrino, genera un efecto espiritual de gran fuerza entre los viandantes que, al pasar frente a ella, no pueden evitar alzar los ojos y dirigir la mirada hacia el rostro de la Virgen, que devuelve la mirada como una madre mira a sus hijos.
Nota publicada originalmente en ACI Stampa. Traducida y adaptada por Miguel Pérez Pichel