Cada 20 de noviembre la Iglesia conmemora a la Beata Anna Kolesárová, joven laica nacida en Vysoká nad Uhom, Michalovce, Checoslovaquia (hoy Eslovaquia) en 1928. Anna es patrona de la juventud, de las víctimas de violación y de abusos de todo tipo. Ha sido llamada “Mártir de la castidad”.
La más bella flor
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Anna creció en el seno de una familia católica en la que le inculcaron la piedad y el cuidado de la vida espiritual, especialmente a través de la comunión frecuente. Su vida fue muy breve -fue asesinada a los 16 años-, pero al mismo tiempo llena de intensidad espiritual, pureza y mansedumbre. Así lo evidencian los numerosos testimonios recogidos para llevar adelante su causa de canonización.
Anna fue la menor de los hijos de la familia. Sus hermanos mayores fueron María, su media hermana, y Michal, su hermano. Los Kolesárová llevaban una vida sencilla y modesta, dedicada a las labores del campo.
Los horrores de la guerra
Lamentablemente, a los 10 años, Anna perdió a su madre y con eso recayeron sobre ella las responsabilidades del cuidado de la casa. Ella, sin embargo, reservaría siempre su mejor tiempo para Dios: la pequeña niña adoptó la bella costumbre de ir todos los días a Misa con sus amigos, cuando los quehaceres del hogar ya estaban terminados.
En el otoño de 1944, durante la cruenta campaña en el frente de Europa oriental, el pueblo de Michalovce se convirtió en uno de los escenarios de la confrontación -la Segunda Guerra-, por lo que los granjeros locales tuvieron que refugiarse en los sótanos de sus casas para protegerse de los intensos bombardeos.
"In defensum castitatis"
El 22 de noviembre de ese mismo año, una columna del Ejército Rojo (nombre oficial del ejército de la desaparecida Unión Soviética) ingresó al pueblo. Jan, el padre de Anna, y sus hermanos se encontraban escondidos en el sótano de la casa, cuando de pronto un soldado soviético en estado de ebriedad irrumpió en el recinto con dirección a la cocina.
Después de que el militar hiciera un recorrido por las habitaciones, encontró escondida a la familia. Fue entonces que el padre de Anna, intentando que la situación no se saliera de control, le pidió a la jovencita que le acerque algo de agua y comida al soldado. Este, lejos de reconocer el ofrecimiento como un gesto amistoso, reaccionó de manera violenta y deshonesta: se abalanzó contra Anna con la intención de ultrajarla.
Ella, siguiendo el consejo de sus vecinas, estaba vestida de negro tal y como se les recomendaba a las mujeres para no despertar inquietud en la soldadesca. No obstante, de poco le sirvió. En medio del forcejeo, Anna logró zafarse de los brazos de su agresor, pero éste, sintiéndose rechazado, la persiguió hasta el sótano -rifle en mano- y la asesinó de dos disparos. Uno le cayó en el rostro y el otro en el pecho. Delante de la cruel escena quedaron de pie, impotentes, su padre y su hermano.
En su agonía, Anna, sujeta en los brazos de su padre, alcanzó a decirle: “Adiós, papá... ¡Jesús, María y José!”. Luego expiró en paz. Sólo unas horas antes, Anna había ido a la iglesia, se había confesado y había recibido la Eucaristía.
Proceso rumbo a los altares
La apertura del proceso de canonización de Anna Kolesárová fue en 2004, año en el que se le declaró “Sierva de Dios”. En marzo de 2018, el Papa Francisco afirmó que Anna había muerto "in defensum castitatis" (“en defensa de la castidad”), es decir, en condición de “mártir de la virginidad”.
Anna Kolesárová fue beatificada el 1 de septiembre de 2018.