Cáritas Líbano señaló que a más de tres meses de la explosión en Beirut la emergencia todavía no ha terminado y pidió ayuda para seguir apoyando a las familias que sufren material y psicológicamente.
El 4 de agosto en la tarde, la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en un almacén del puerto de Beirut dejó gran parte de la ciudad destruida. La magnitud fue tan grande que incluso se llegó a sentir a 240 kilómetros de su epicentro, en la isla de Chipre.
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Aunque el recuento de las víctimas todavía no ha finalizado, se sabe que la tragedia ha dejado más de 200 muertos, más de seis mil personas heridas y 300 mil hogares destruidos.
El presidente de Caritas Líbano, P. Michel Abboud, indicó a Asia News que a cien días del "shock inicial" todavía se vive en el país una profunda crisis psicológica y material.
"Es como despertar" y ver que "todo está perdido", lamentó.
El sacerdote señaló que la grave situación no solo se vive en Beirut, sino que todo el país necesita apoyo debido a la crisis económica y sanitaria del Líbano, que se ha intensificado por el COVID-19, que ha desbordado los hospitales.
El P. Abboud indicó que "Caritas Líbano y otras ONG están reconstruyendo hogares" y brindando ayuda a las familias que "atraviesan dificultades en un momento en que los alimentos y los medicamentos son cada vez más difíciles de encontrar".
Además, subrayó que "psicológicamente, hay mucho sufrimiento" entre las personas, que sufren todavía las consecuencias de la explosión.
"Muchos niños han perdido la facultad de hablar; muchas madres empiezan a tener problemas. La gente tiene pesadillas, soñar con las explosiones no es extraño. Por este motivo, hemos iniciado un programa de apoyo psicológico. Pero solo estamos en el comienzo", agregó.
Actualmente, Cáritas Líbano viene ayudando a cinco mil familias con paquetes de alimentos y medicinas y está involucrada en la reconstrucción de 800 casas.
El P. Abboud señaló que a pesar de los avances todavía hay mucho por hacer y subrayó que "cualquier contribución es bienvenida", especialmente con la llegada del invierno, que aumentará las necesidades de la población.
"Necesitamos medicamentos, alimentos y reconstrucción, además de acciones para hacer frente al daño psicológico igualmente importante de las víctimas. Estas personas tienen derecho a ser ayudadas", concluyó.
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