Las flores que se entregaron a la Virgen de la Almudena por su festividad que se celebró el pasado 9 de noviembre, fueron trasladadas posteriormente al túmulo del recuerdo, instalado recientemente para acoger las cenizas de 1.950 victimas del coronavirus.
El P. Jesús Junquera, canónigo de la catedral explicó a la web de la Archidiócesis de Madrid que las flores fueron trasladadas en un coche que se llenó de ramos de flores hasta el Sacramental de San Justo.
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"Otros años no se puede hacer nada con las flores porque la ofrenda dura tres días y acaban marchitas, pero en este, que sólo fue un día, estaban bien", precisó el P. Junquera.
Por eso desde el Arzobispado de Madrid (España) se decidió destinar las flores de la ofrenda a los fallecidos por la pandemia de COVID-19 y tener "un recuerdo especial para los fallecidos cuyas cenizas están enterradas en el túmulo".
Según precisan, la afluencia de fieles que acudieron a venerar a la Virgen de la Almudena en su fiesta superó las expectativas del Arzobispado y aunque la ofrenda oficial se había sustituido por una virtual hubo quienes siguieron queriendo felicitar a su madre en este día con flores. Estiman que pasaron unas 15 mil personas a lo largo del día para venerar a la Virgen.
El túmulo del recuerdo fue inaugurado por el Cardenal Carlos Osoro el pasado 15 de mayo, festividad de San Isidro. Tiene capacidad para albergar las cenizas de hasta 1.950 personas fallecidas por coronavirus cuyas familias tengan dificultades para acceder a otros lugares de enterramiento. Según precisan, el proyecto contempla que se graben sus nombres en las placas de mármol que recubren la estructura.