El 8 de noviembre, al recibir el palio arzobispal, el Arzobispo de Santiago de Chile Mons. Celestino Aós Braco alentó a ser "parte activa en la rehabilitación y el auxilio de nuestra sociedad chilena herida".
La ceremonia se aplazó debido a la pandemia del coronavirus. Sin embargo, se realizó este domingo en vista al consistorio para la creación de nuevos cardenales del 28 de noviembre, en la que Mons. Aós será partícipe.
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"Hoy junto a la Virgen Inmaculada -prosiguió- Dios nos habla a nosotros los pastores, pero también a cada uno de ustedes, hermanas y hermanos: imitando al buen samaritano todos tenemos responsabilidad sobre el herido, que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra", manifestó Mons. Aós.
"Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de nuestra sociedad chilena herida", agregó.
En ese sentido,"los líderes religiosos estamos llamados a ser auténticos dialogantes, a trabajar en la construcción de la paz no como intermediarios sino como auténticos mediadores", explicó Mons. Aós.
"Es verdad que no debemos hacer política partidaria, propia de los laicos, pero ni siquiera nosotros podemos renunciar a la dimensión política de la existencia que implica una constante atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral".
Recibir el palio arzobispal "me une más a ustedes", "no para enseñarles sino para que yo aprenda de ustedes, de su sabiduría y de su ministerio" .
"Unidos para que busquemos juntos los caminos del Señor, su santa voluntad para nosotros y para el pueblo santo en este Chile de la pandemia y la crispación violenta y de las esperanzas e ilusiones por construir una sociedad más justa y mejor", afirmó.
El Arzobispo de Santiago también animó a "aprender y ejercer el diálogo entre nosotros los Obispos" y "el diálogo con el pueblo santo de Dios para discernir y hacer opciones de servicio".
La imposición del palio arzobispal fue realizada por el Nuncio Apostólico en Chile, Mons. Alberto Ortega, quien recordó que el palio fue bendecido por el Papa Francisco en la fiesta de San Pedro y San Pablo, el pasado 29 de junio, como signo de "unidad y señal de comunión con la sede apostólica".
La ceremonia se realizó en la explanada del Santuario Inmaculada Concepción del cerro San Cristóbal en Santiago, con la compañía de los obispos de Linares, Talca, Melipilla, Rancagua, San Bernardo, Valparaíso y San Felipe; obispos eméritos, sacerdotes, trabajadores de la arquidiócesis y familias.