La Arquidiócesis Primada de México hizo un llamado a los fieles del país a mantener "la responsabilidad y la prudencia" en las muestras de devoción en tiempos de pandemia de coronavirus COVID-19, luego de que la fiesta de San Judas Tadeo del 28 de octubre reuniera a un multitud en el templo de San Hipólito en la capital mexicana.
En un comunicado publicado el 28 de octubre, Mons. Salvador González Morales, Obispo Auxiliar de México, explicó que "desde hace varias semanas se contempló un plan para evitar que durante la fiesta litúrgica de san Judas Tadeo, que cada año atrae a unos cien mil devotos al templo de San Hipólito y San Casiano, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, hubiera una concentración de fieles".
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"Dicha estrategia integró una serie de acciones litúrgicas y devocionales transmitidas por diferentes plataformas digitales, así como una campaña de concientización para celebrar la fiesta patronal desde casa", recordó el Prelado.
"Sin embargo, hubo muchas personas que, llevadas por su devoción al santo apóstol y haciendo pleno uso de su libertad, decidieron acudir a la rectoría de San Hipólito y San Casiano para venerarlo, arriesgando con ello no sólo su salud, sino también la de sus seres queridos", añadió.
Dijo que "ante esta situación, la Arquidiócesis de México, los misioneros claretianos a cargo de la iglesia y las propias autoridades de gobierno, tuvieron que implementar las medidas contempladas en caso de que esto ocurriera, como permitir, por algunas horas, que los fieles pudieran entrar al templo para venerar la imagen de san Judas Tadeo y, de esta manera, evitar la concentración de personas al exterior".
Mons. González Morales advirtió a los fieles mexicanos que "estamos en un momento sumamente delicado donde la comunidad católica juega un papel fundamental, en orden a dar testimonio del amor al prójimo, especialmente en esta emergencia de salud que sigue cobrando vidas".
"La Iglesia es respetuosa de la religiosidad del pueblo, pues responde a los grandes interrogantes de la existencia humana, pero estas expresiones deben recordar el mandamiento de amar al prójimo. La responsabilidad y la prudencia son signos de ese amor a Dios y al prójimo", señaló.
"La dura realidad que estamos viviendo nos exige ser muy congruentes con lo que enseña la Iglesia. Que el ejemplo de fidelidad y amor a Cristo que nos da san Judas Tadeo nos permita comprender que somos corresponsables de la salud de quienes nos rodean, y que su celo apostólico por predicar el Evangelio nos dé la fuerza para demostrar con actos aquello en lo que creemos", concluyó.