El Papa Francisco advirtió este 20 de octubre que la falta de amor es el verdadero problema y la "causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales".
"Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales. Pensar sólo en sí mismo es el padre de todos los males", indicó el Santo Padre durante la homilía pronunciada en la Basílica de Santa María de Aracoeli de Roma.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Pontífice participó en el encuentro de oración ecuménico por la paz "Nadie se salva solo, paz y fraternidad", junto a representantes de diferentes confesiones cristianas, entre ellos, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.
En su homilía, el Santo Padre pidió a Dios "la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos" y alertó sobre el peligro de la crítica. "¡Qué fácil es criticar, hablar en contra, ver el mal en los demás y no en uno mismo, hasta llegar a descargar las culpas sobre los más débiles y marginados!", expresó.
En esta línea, el Papa señaló que "los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos. Porque sólo el amor apaga el odio, sólo el amor vence a la injusticia. Sólo el amor deja lugar al otro. Sólo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros".
"Pidamos a Dios crucificado la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos. Y cuando estemos tentados de seguir la lógica del mundo, recordemos las palabras de Jesús: 'Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará'. Lo que a los ojos de los hombres es una pérdida, para nosotros es salvación. Aprendamos del Señor, que nos ha salvado despojándose de sí mismo, haciéndose otro: de Dios hombre, de espíritu carne, de rey siervo", afirmó.
El Santo Padre dijo a los líderes cristianos que "cuanto más unidos estemos al Señor Jesús, seremos más abiertos y 'universales', porque nos sentiremos responsables de los demás. Y el otro será el camino para salvarse a sí mismo: cada semejante, cada ser humano, cualquiera sea su historia o su religión. Comenzando por los pobres, los más parecidos a Jesús" y rezó para que "el Señor nos ayude a transitar juntos el camino de la fraternidad, para ser testimonios creíbles del Dios verdadero".
Después de la intervención del Papa hubo un breve momento de silencio orante y después los presentes rezaron por la paz en diferentes países del mundo, mientras que una persona encendía una vela y la colocaba en un gran candelabro.
Entre las intenciones de oración se rezó también por América Latina, por "el fin de la violencia en América Central", "los acuerdos de paz en Colombia", "por México y el fin de la violencia causada por el narcotráfico" y por la "reconciliación y el fin de las violencias en Venezuela".