Mons. Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo (España) habló en su carta semanal sobre la ley de la eutanasia y recordó que "los cuidados paliativos están "destinados a hacer más soportable el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y, al mismo tiempo, asegurar al paciente un acompañamiento humano adecuado".
En ese sentido, el Prelado subraya que "no es cierto que los cuidados paliativos sean la alternativa a la eutanasia, como si ambos fueran acordes a la dignidad del enfermo y a la dignidad del personal sanitario o del cuidador".
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"La única alternativa ante un enfermo terminal y su dignidad son los cuidados paliativos, no la eutanasia que, bajo la perspectiva de la legalidad y de una falsa compasión, dinamita la propia dignidad de la persona enferma y sitúa al personal médico y al cuidador en la tesitura de traicionar su vocación más genuina que es la de curar y cuidar", insistió el Arzobispo de Toledo.
Además cuestiona la intención de la clase política que pretende legalizar la eutanasia, ya que "la legalización de cualquier acción inmoral (aborto, eutanasia, etc) provoca inevitablemente el aumento y empeoramiento de esas mismas acciones".
Algo que ya se ha visto en otros países del entorno europeo donde se comenzó "con la eutanasia de enfermos terminales que la solicitan y se acaba planteando la posibilidad de aplicar la eutanasia a enfermos que están en contra de ella incluso a niños en contra del consentimiento de los padres".
Y recordó unas palabras del Papa emérito Benedicto XVI en su encíclica Spe Salvi donde destacaba que "la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufre y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana".
"La Iglesia está llamada siempre a dar testimonio de caridad operante en los casos de enfermos graves que necesitan cuidados paliativos, así como una adecuada asistencia religiosa", aseguró el Arzobispo de Toledo y además insistió en la importancia de que se de "una nueva movilización espiritual de las comunidades parroquiales y diocesanas en la creación o potenciación de instituciones dependientes de la Iglesia para que quien se acerca al momento de la muerte, se le brinden los cuidados paliativos, dentro de los cuales están también los sacramentales, para que se culmine la vida terrena con dignidad y se alcance así la salvación eterna".
Y subrayó que "el Señor nos está instando a crear en nuestra diócesis de Toledo un centro dedicado al cuidado digno de los enfermos terminales o a la ayuda de la familia que los cuidan en sus casas".
En ese sentido el Prelado aseguró que "se necesita la colaboración de todas la fuerzas vivas y responsables de la sociedad ene favor de los enfermos que más sufren" y por eso destaca que actualmente es especialmente importante "la sinergia entre la Iglesia y el Estado" para "asegurar la ayuda necesaria a la vida humana en el momento de la fragilidad".
E insistió en que "es necesario que todas las instituciones se unan en el cuidado digno de los enfermos terminales, que excluye la eutanasia, y ofrece los paliativos" y que "todas las instituciones se unan en el cuidado digno de los enfermos terminales, que excluye la eutanasia, y ofrece los paliativos".
Ante esta importante misión, el Prelado animó a tenderle "la mano al Estado" porque "nos importan los que sufren, los enfermos y sus familias, no la confrontación ideológica" porque "con la eutanasia pierden los enfermos, el personal sanitario y la sociedad misma; con los cuidados paliativos ganamos todos".