El Papa Francisco recordó que el 7 de octubre la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario y animó a rezarlo en medio de este tiempo de pandemia del COVID-19 porque "es un arma que nos protege de los males y de las tentaciones", además de ser "la oración más hermosa que podemos ofrecer a la Virgen María".
Así lo indicó el Santo Padre durante la Audiencia General en sus tradicionales saludos que dirige a los fieles de diferentes idiomas.
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El Pontífice invitó "a rezar el Rosario y a llevarlo en sus manos o en sus bolsillos" al saludar a los fieles de lengua árabe y añadió que "el rezo del Rosario es la oración más hermosa que podemos ofrecer a la Virgen María; es una contemplación sobre las etapas de la vida de Jesús Salvador con su Madre María y es un arma que nos protege de los males y de las tentaciones".
Al hablar con los fieles de lengua española, el Santo Padre rezó para que "por intercesión de Nuestra Señora del Rosario, el Señor nos conceda crecer en nuestro camino de oración, para vivir en intimidad con Él, y haga que, en medio de este tiempo de pandemia, nuestra vida sea un servicio amoroso a todos nuestros hermanos y hermanas, en especial a quienes se sienten abandonados y desprotegidos".
En esta línea, el Papa señaló a los fieles polacos que "nuestra Señora en sus apariciones a menudo exhortó al rezo del Rosario, especialmente frente a las amenazas inminentes sobre el mundo" por lo que añadió que "también hoy, en este tiempo de pandemia, es necesario tener el Rosario en nuestras manos, rezando por nosotros, por nuestros seres queridos y por todas las personas".
"Pidamos, por intercesión de Nuestra Señora del Rosario, la gracia de ser hombres y mujeres íntegros y dignos de fe, para que, en la oración, el Señor nos una a cada uno en su vida y nos dé paz y serenidad", exhortó a los fieles de lengua francesa.
Además, el Santo Padre alentó a los fieles de lengua portuguesa a "tomar el Rosario en la mano todos los días y a levantar la mirada hacia la Virgen, signo de consuelo y esperanza segura" y rezó para que "¡la Santísima Virgen ilumine y proteja la peregrinación de su vida hasta la Casa del Padre!".
En este sentido, el Papa dijo a los fieles de lengua alemana que "al meditar los misterios de la salvación, se nos revela cada vez más el rostro del amor de Dios mismo que estamos llamados a contemplar en la eternidad" por lo que imploró para que "la Virgen sea nuestra guía segura en el camino hacia el Señor".
Por último, el Santo Padre animó a los fieles de lengua italiana a "redescubrir, especialmente durante este mes de octubre, la belleza del rezo del Rosario, que ha alimentado la fe del pueblo cristiano a lo largo de los siglos".