Como una iniciativa de la comisión de Pastoral de la Salud del Arzobispado de Valencia se llevará a cabo el próximo sábado 7 de febrero la primera jornada de estudio sobre “El final de la vida y el testamento vital”.
El encuentro contará con la participación de numerosos profesionales en medicina, bioética, biojurídica, teología y filosofía, quienes abordarán como temas de la jornada el mantenimiento artificial de la vida, la atención al paciente terminal, la legislación sobre la donación y trasplante de órganos, eutanasia y actual difusión del “testamento vital”.
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Según explicó la presidenta de la comisión diocesana de Pastoral de la Salud, Concha Gramage, el testamento vital es acogido “como medio para evitar el llamado ensañamiento terapéutico en enfermos irrecuperables o la aplicación de la eutanasia activa”.
Con el testamento vital una persona puede anticipar por escrito que, llegado el caso, no se le mantenga en vida por medio de “tratamientos desproporcionados”; que no se le aplique la eutanasia activa, ni que se le prolongue “irracionalmente el proceso de muerte”.
Los agentes de pastoral de la salud que integran la comisión diocesana defienden el uso del testamento vital como mecanismo para solicitar “ayuda para asumir cristiana y humanamente” la propia muerte y poder prepararse para el acontecimiento final de la existencia “en paz, con la compañía de los seres queridos y el consuelo de la fe cristiana”, agregó Gramage.
El testamento vital, cuyo documento impreso puede solicitarse en la comisión diocesana de Pastoral de la Salud del Arzobispado, “debería ser más conocido entre los enfermos y sus familias, que en muchos casos prefieren ignorar el tema de la muerte”, afirmó Gramage y añadió que “ese tabú puede combatirse mediante la formación cristiana y nuevas tendencias socioeducativas y culturales”.