El Obispo de Nueve de Julio (Argentina), Mons. Ariel Torrado Mosconi, expresó su "conmoción y consternación" por el brutal asesinato de una mujer embarazada a manos de su pareja.
Micaela Zalazar, madre de dos hijos y un bebé de cinco meses de gestación, ingresó al Hospital Vedia el pasado 13 de septiembre con hemorragias internas y un aborto en curso a causa de los golpes.
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La joven de 27 años de edad falleció horas después en la Unidad de Terapia Intensiva debido a la gravedad de las hemorragias.
Al día siguiente, la policía comunal confirmó que Zalazar fue atacada a golpes por su pareja, Renzo Pacera de 25 años, quien ya tenía dos denuncias por violencia de género en octubre de 2019 y marzo de 2020.
El sujeto fue detenido e imputado por homicidio agravado por violencia de género y aborto.
El hecho conmocionó a la ciudad de Nueve de Julio y además de lamentar "esta pérdida tan desgarradora", el Obispo manifestó su cercanía a los familiares y amigos.
Mons. Torrado rogó a Dios que "los consuele, los ilumine con la fe, los sostenga en la esperanza, los mantenga unidos en el amor y cure en el tiempo tan terrible herida".
"Al mismo tiempo quiero expresar mi más profundo repudio por toda forma de violencia que atenta gravemente contra la vida humana, como en este caso, contra la mujer y su hijo por nacer".
"No podemos mirar hacia otro lado y debemos trabajar decididamente en la prevención de estos hechos. Llamo e invito a todos los actores y sectores sociales a buscar juntos los motivos y los remedios para estas y otras situaciones tan lacerantes como trágicas", exhortó.
"Sin lugar a dudas, el respeto por toda vida humana es el fundamento y punto de partida para toda solución y ayuda en este sentido", agregó.
Mons. Torrado recordó a la Virgen María al pie de la cruz de Jesús, en su advocación de Nuestra Señora de los Dolores, y dijo que "nada más doloroso para una madre que perder a una hija o hijo".
"María, junto a la cruz de su Hijo, nos consuela y conforta, ayudándonos en el camino para elaborar y asumir una pérdida y un duelo".
En ese sentido, "la comunidad católica tiende su mano y presta su oído a todos cuantos sufren esta tragedia, poniéndose a disposición para colaborar en la superación de este dolor y en la prevención de situaciones similares. Dios nos ilumine y fortalezca", concluyó.