El Papa Francisco rechazó la instrumentalización de las religiones para promover el odio y justificar actos de violencia: "Dios no necesita ser defendido por nadie", afirmó con rotundidad.

En un mensaje difundido este sábado 22 de agosto en su perfil oficial de la red social Twitter, el Pontífice aseguró que Dios "no desea que su nombre sea usado para aterrorizar a la gente y pidió que, aquellos que usan la religión para promover el extremismo y el fanatismo, dejen de hacerlo.

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"Dios no necesita ser defendido por nadie y no desea que su nombre sea usado para aterrorizar a la gente. Pido a todos que cese la instrumentalización de las religiones para incitar al odio, a la violencia, al extremismo y al fanatismo ciego", fue el mensaje del Santo Padre.

 

 

 

El Papa Francisco siempre ha rechazado que se emplee la religión y el nombre de Dios para justificar actos de violencia y de terrorismo.

Durante el viaje apostólico que realizó a los Emiratos Árabes Unidos en febrero de 2019, el Papa firmó en la ciudad de Abu Dhabi, junto con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmed Muhammad Ahmed Al-Tayyib –máxima autoridad religiosa de los musulmanes suníes– la Declaración sobre la Fraternidad Humana, donde se señala que "declaramos irmemente que las religiones no incitan nunca a la guerra y no instan a sentimientos de odio, hostilidad, extremismo, ni invitan a la violencia o al derramamiento de sangre".

En la Declaración se afirma que las violencias en nombre de la religión "son fruto de la desviación de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones y también de las interpretaciones de grupos religiosos que han abusado, en algunas fases de la historia, de la influencia del sentimiento religioso en los corazones de los hombres para llevarlos a realizar algo que no tiene nada que ver con la verdad de la religión, para alcanzar fines políticos y económicos mundanos y miopes".

De hecho, en el mensaje de hoy del Pontífice se acompaña de la etiqueta #FraternidadHumana, en clara referencia a dicha Declaración.

Anteriormente, el 2 de febrero de 2018, el Santo Padre afirmó, durante una audiencia en el Vaticano, que "una de las mayores blasfemias es invocar a Dios como justificación de los propios pecados y crímenes, invocarlo para justificar el homicidio, la matanza, la esclavitud, la explotación en cualquiera de sus formas, la opresión y la persecución de personas y de poblaciones enteras".

El 3 de noviembre de 2016, en otra audiencia ante representantes de comunidades cristianas, judías, musulmanas, budistas e hinduistas, pidió que nunca más "por culpa del comportamiento de algunos, las religiones vuelvan a transmitir un mensaje fuera de tono o discordante con la misericordia".

"Por desgracia", afirmó entonces, "no pasa un día sin que nos lleguen noticias de violencia, conflictos, secuestros, ataques terroristas, víctimas y destrucción. Y es terrible que, para justificar tal barbarie, a veces se invoque el nombre de una religión, o del mismo Dios. Estas actitudes están claramente condenadas, porque profanan el nombre de Dios y contaminan la búsqueda religiosa del hombre".