La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) hizo un llamado a la paz y pidió por el descanso de los 13 jóvenes que fueron asesinados el pasado 11 y 15 de agosto en las ciudades de Cali y Samaniego.
Mediante un comunicado, los obispos manifestaron su "profunda aflicción y preocupación" por las masacres en el país y expresaron su cercanía a las familias de los jóvenes asesinados.
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"Oramos a Dios por las víctimas y expresamos nuestra cercanía y solidaridad a sus familias, a los habitantes de las ciudades donde sucedieron estos crímenes y a las comunidades eclesiales de la Arquidiócesis de Cali y de la Diócesis de Ipiales", agregaron.
Según reportan medios locales, este 15 de agosto, ocho jóvenes fueron asesinados por un grupo de hombres armados en Samaniego, mientras conversaban en una casa.
El gobernador de Samaniego, Jhon Rojas, indicó a la Revista Semana que el municipio enfrenta una ola de violencia que en los últimos dos meses ha registrado el asesinato de 20 personas.
Esto se suma al hallazgo de cinco cadáveres la semana pasada en un cultivo de caña de azúcar en el barrio Llano Verde, en Cali.
Según indica la Revista Semana, los jóvenes fueron identificados como Juan Manuel Montaño, Jean Paul Perlaza, Álvaro José Caicedo, Jair Andrés Cortéz y Leyder Cárdenas, quienes "tenían golpes, rayones en los brazos, heridas con arma blanca en el cuello y tiros de gracia en la cabeza".
El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, anunció la militarización de la zona aledaña al barrio donde ocurrieron los hechos. Asimismo, las autoridades ofrecerán hasta 200 millones de pesos colombianos (aproximadamente 53 mil dólares) por información que revele el paradero de los asesinos.
Los prelados lamentaron que estos hechos se sumen a "las amenazas a personas y a comunidades, a los asesinatos de líderes sociales y de excombatientes de las FARC-EP, y a los enfrentamientos armados por el control de las rutas del narcotráfico".
Recordaron que el derecho fundamental a la vida es sagrado e inviolable y calificaron el asesinato como un crimen gravísimo contra las personas y la sociedad.
Los obispos subrayaron que la población viene padeciendo "la miseria, la falta de oportunidades y la violación de sus derechos fundamentales" por el recrudecimiento de la violencia.
Asimismo, los prelados se unieron al llamado del Papa Francisco al cese definitivo de las acciones violentas y las confrontaciones "que agravan la crisis humanitaria que se vive en el país por cuenta de la pandemia".
"Convocamos una vez más a todo el pueblo colombiano a empeñarse, con unidad y con valentía, en la defensa de la vida, en la tarea de la reconciliación y la paz, y en la construcción de un proyecto común de país", añadieron.
Finalmente, los obispos instaron al Gobierno a "asegurar la protección efectiva y la atención integral a las comunidades que padecen con mayor rigor las consecuencias de la violencia, así como a seguir avanzando en la implementación de los Acuerdos de Paz".
"Invitamos a la comunidad católica a intensificar la oración para que Dios conceda a nuestro país el don inestimable de la paz y para que todos seamos artesanos de reconciliación", concluyeron.
Comunicado completo AQUÍ.