Un proyecto de ley en Nueva Zelanda, que pretende legalizar la eutanasia y el suicidio asistido, causa controversia durante foro público por la falta de garantías que protejan a las personas vulnerables.
Este 11 de agosto, la Asociación de Ministros Cristianos de Timaru (Nueva Zelanda) organizó un nuevo foro donde participaron más de 90 personas para debatir sobre el proyecto de ley "End of Life Choice".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En noviembre de 2019, luego de votar a favor de la eutanasia y el suicidio asistido, el Parlamento de Nueva Zelanda envió un proyecto de ley a referéndum, que tendrá lugar el 19 de septiembre.
De aprobarse, la ley permitiría que los ciudadanos o residentes permanentes de Nueva Zelanda que sean mayores de edad y presenten una enfermedad terminal puedan pedir una dosis letal de medicamentos para causar su muerte.
Esta dosis podrá ser administrada a pacientes, previamente informados, que tengan seis meses o menos de vida con la aprobación de dos médicos.
Según indica Timaru Herald, la directora ejecutiva de "Nueva Zelanda sin eutanasia", Renee Joubert, señaló durante el debate que las pocas garantías que brinda la ley abriría la posibilidad que los pacientes sean coaccionados para solicitar el suicidio asistido.
Joubert indicó que, de aprobarse la norma, los médicos estarían autorizados a aceptar la solicitud de eutanasia de personas que han conocido solo una vez, y que las citas para la evaluación se realizarían por medio de videollamada.
"Si él (médico) no ha conocido al paciente con anterioridad, es difícil saber si ha sido coaccionado. Si (la consulta) puede ser por videollamada, no cara a cara, entonces, cómo pueden saber si está libre de presiones. Su abusador puede estar fuera de la vista de la cámara", subrayó.
Además, indicó que, para la administración de la dosis letal de medicamentos, los pacientes no necesitarían pasar por una prueba de competencia mental que valide su capacidad para tomar decisiones sobre su propia vida.
Joubert lamentó que esta nueva ley no solicitaría la presencia de testigos en ningún momento del proceso.
Asimismo, otros tres ponentes del foro se opusieron al proyecto de ley por la falta de un periodo entre la aprobación de la eutanasia para un paciente y la administración del fármaco.
El médico de Timaru, Dr. Lik Loh, indicó que no es suficiente tener 48 horas de espera para la realización de la eutanasia, porque muchos pacientes sufren "el deterioro de la cognición que compromete las decisiones".
El ministro de la Iglesia Anglicana St John, Josh Taylor, lamentó que las autoridades permitan poner en riesgo a los más vulnerables, luego que se hicieron tantos esfuerzos para protegerlos de la pandemia de coronavirus.
"El acta socava la preocupación de una sociedad solidaria que protege a los vulnerables y abre la posibilidad al abuso", indicó.
En noviembre de 2019, líderes católicos y de otras religiones enviaron una carta conjunta al Parlamento de Nueva Zelanda para expresar su preocupación por el "proyecto de ley poco ético", que elimina la posibilidad de un acceso igualitario al cuidado paliativo, frente al suicidio asistido.
"En tal contexto, existe el riesgo real de que las personas de los grupos socioeconómicos más bajos se vean canalizadas de manera innecesaria e injusta hacia una muerte prematura", lamentaron.