Al intervenir en el IV Forum Internacional de Estocolmo “Prevenir el genocidio: desafíos y responsabilidades”, Mons. Celestino Migliore, Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, señaló que la aplicación de la ley internacional y la educación son claves para prevenir futuros genocidios.
“La humanidad ha asistido a guerras mundiales -dijo el Arzobispo-, a genocidios, asesinatos de masa y limpiezas étnicas”.
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“Sin embargo, entre todas las formas de violencia a gran escala, el genocidio es un hecho aparte por la perversa motivación que subyace tras él, es decir, su intento específico de destruir, total o parcialmente, una nación, una raza, un grupo étnico o religioso, un grupo indefenso o vulnerable de seres humanos, sencillamente por ser tales”, agregó.
“Mi delegación –prosiguió- quiere subrayar tres puntos específicos: en primer lugar, la necesidad de poner en funcionamiento las herramientas legales existentes contra el genocidio; en segundo lugar, el papel central de las organizaciones internacionales, regionales y sub-regionales; en tercer lugar, el compromiso a la educación y la vigilancia contra el genocidio”.
El Nuncio recalcó que las herramientas y estructuras contra el genocidio “no han impedido que se produjeran nuevos genocidios”. “La comunidad internacional tiene el deber de analizar el porqué de su fracaso; si es porque se han demostrado carentes frente a las nuevas estrategias criminales o debido a la ausencia de voluntad política para ponerlas en marcha, o por intereses particulares que han prevalecido sobre la supervivencia de una nación o de un grupo, o a causa de la mezcla de todos estos factores”.
educar a los individuos y a las comunidades