El Obispo de San Carlos (Venezuela), Mons. Polito Rodríguez Méndez, indicó que "las plagas de Egipto no son nada comparado con lo que está viviendo Venezuela" y pidió la ayuda internacional para enfrentar la crisis que atraviesa el país y que afecta principalmente a los más pobres.
En una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Mons. Rodríguez indicó que el país está entrando en una etapa de hambruna cada día peor, por la economía paralizada y el producto bruto interno que se encuentra por debajo de cero.
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"Los más afectados son los más pobres, no tienen nada de comer, no tienen posibilidad de vivir una vida digna", agregó.
Según un estudio de la plataforma independiente de estudios estadísticos ENCOVI, Venezuela se encuentra en una situación económica similar a países africanos, situándose por debajo de Chad o la República Democrática del Congo.
"Si se determina a través de la línea de pobreza, se encuentra que 96% de los hogares están en situación de pobreza y 79% en pobreza extrema, hecho que significa en el último caso que los ingresos percibidos son insuficientes para cubrir la canasta alimentaria", indicó la institución.
Mons. Rodríguez señaló que, si bien el pueblo es pobre, a partir de la pandemia de coronavirus, la situación se ha vuelto inviable.
"Una familia gana unos tres o cuatro dólares por mes. Un cartón de huevos cuesta dos y un kilo de queso tres dólares", añadió. "Llevamos una cuarentena de más de dos meses y todo se ha encarecido muchísimo. Es imposible seguir así".
El Prelado indicó que es probable que en Venezuela la crisis por la pandemia empeore en los siguientes meses y eso afectará gravemente a la Iglesia en el país, la cual ya se encuentra sin recursos económicos.
"Llevamos cuatro meses con los templos cerrados, los sacerdotes no tienen qué comer. El obispo va haciendo milagros", añadió.
Además, Mons. Rodríguez señaló que otro gran problema es la disminución en las remesas que envían desde el extranjero los aproximadamente cinco millones de venezolanos que han emigrado.
"El otro día, me encontré a un seminarista llorando. Sus padres habían sido despedidos, no tienen para vivir y no pueden mandar a su hijo nada. Vivimos de la providencia de Dios", lamentó.
Por la crisis actual, las fronteras del país están cerradas para evitar el ingreso de los migrantes que, al haber perdido su trabajo, intentan volver a Venezuela desde Colombia, Perú, Chile o Argentina, y pueden convertirse en un foco infeccioso de COVID-19.
"Muchos migrantes intentan volver por caminos ilegales, algunos caminando 22 días por trochas", señaló el Prelado. "Se han creado lo que llaman 'centros centinelas' para los que han regresado", pero al haber hacinamiento y falta de baños e higiene, muchos "piensan que no son dignos y no quieren ir ahí, se esconden", agregó.
Asimismo, la situación ha empeorado por una reciente plaga de gusanos que ha acabado con plantaciones en los estados de Cojedes, Portuguesa y Barinas.
"Las plagas de Egipto, no son nada en comparación con lo que estamos sufriendo aquí, se han quedado pequeñas", comentó Mons. Rodríguez.
En medio de la crisis, el Obispo de San Carlos indicó que no pueden flaquear, pues a pesar que la situación sea sobrecogedora, la población sigue necesitando asistencia espiritual en estos momentos difíciles.
Mons. Rodríguez indicó que pide a Dios que les de fortaleza para poder ayudar a tantas personas que pasan necesidad y enfrentan una crisis que va creciendo año tras año.
"A pesar de las limitaciones personales, no vamos a dejar solo al pueblo en esta terrible situación que estamos pasando, y no me refiero sólo al ámbito de ayuda humanitaria, sino también de fortalecer a la persona a nivel integral, a luchar contra la corrupción, la desidia, la falta de responsabilidad", agregó.
Finalmente, pidió el apoyo internacional y señaló que como país no podrán salir adelante sin la intervención caritativa externa.
"No queremos intervenciones y menos armadas, pero hay que pedir ayuda internacional humanitaria y sanitaria porque si no, no nos queda otra alternativa: o nos mata el Covid o nos mata el hambre", concluyó el Obispo de San Carlos.