El diario South China Morning Post publicó un análisis sobre la situación actual de los católicos en el país y destacó que aún hay esperanza entre los fieles por el acuerdo entre el Vaticano y China para el nombramiento de obispos, pese a los serios problemas existentes.
En el artículo publicado el 20 de julio se recuerda que desde hace 17 años no se sabe nada del paradero de Mons. Su Zhimin, Obispo de Baoding en la provincia de Hebei, y que en este mes de julio debería cumplir 88 años, aunque se desconoce si está vivo o no.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Entre 1956 –cinco años después de la ruptura de las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y China– y 1997, el obispo fue arrestado al menos ocho veces y pasó más de 30 años encarcelado por rechazar ser parte de la Asociación Católica Patriótica China, la organización del Partido Comunista que controla la Iglesia oficial en el país.
El artículo recuerda que desde la firma del acuerdo provisional de 2018, que expirará en septiembre de este año, se esperaba que el Gobierno compartiera más información sobre los obispos como Su Zhimin. También se asumía que habría más libertad religiosa para los católicos, pero ese no ha sido el caso. Ha ocurrido lo contrario y no ha habido nombramientos episcopales en este periodo.
Un vocero del ministro de Asuntos Exteriores de China dijo al diario que el Vaticano y el país asiático "seguirán manteniendo comunicaciones cercanas sobre la implementación del acuerdo y negociarán acuerdos relevantes para mantener la mejora de los lazos".
La Oficina de Prensa de la Santa Sede declinó hacer algún comentario para el diario chino.
En junio de 2019 el Vaticano solicitó públicamente a Beijing que detenga la presión sobre los miembros del clero que desean mantenerse leales al Papa y rechazan los principios de independencia y auto administración de la Iglesia Católica en China.
Una fuente católica, que conoce las negociaciones para el acuerdo de 2018, explicó al South China Morning Post que "en el Vaticano saben que el acuerdo no resolverá todo. Simplemente proporciona la base para resolver un conflicto religioso clave, pero muchos líderes políticos y críticos han visto el tratado a través de un lente político".
La fuente indicó que se habló de varios prelados como Su Zhimin, Thaddeus Ma Daqin, Obispo de Shangai bajo arresto domiciliario, y Augustine Cui Tai, Obispo de Xuanhua en la provincia de Hebei, arrestado el mes pasado.
"Sus nombres fueron parte del diálogo todas las veces, pero siempre se encontraron con excusas como que las autoridades locales que no colaboran", explicó la fuente.
"Hay muchas mentiras y [el Vaticano] lo sabe. China tiene mucha tecnología avanzada para seguir a sus ciudadanos. ¿Cómo no saben el paradero de un hombre que ha estado desaparecido casi 20 años?", cuestionó la fuente en relación al obispo Su Zhimin.
En los últimos meses el Gobierno ha ejercido una fuerte presión sobre los distintos credos en China, con una política de "sinización" para hacer las religiones, como el cristianismo y el islam, más "acordes" con la visión del Partido Comunista.
Una de las medidas establecidas por las autoridades ha sido la prohibición de que los menores de 18 años puedan asistir a los eventos religiosos.
Además, en los últimos tres meses, más de 500 cruces de las iglesias de la provincia de Anhui en China han sido eliminadas por el régimen comunista, sin que las autoridades católicas y protestantes puedan resistirlo.
Un investigador del cristianismo dijo al diario chino que la política de represión del Gobierno ha dañado la imagen internacional del régimen y ha contribuido a la inestabilidad nacional.
"Esto está basado en una perspectiva marxista desfasada que ve a la religión como un idealismo retrógrado y reaccionario, y que considera a la represión y la contención como la única respuesta", dijo el especialista que pertenece también al Partido Comunista y que pidió no ser identificado.
"Las religiones y los creyentes son productos de una sociedad que evoluciona. Negar completamente el valor de la religión hoy no es distinto a negar completamente el valor de nuestra propia sociedad. Esto es puro sabotaje autoinfligido", indicó la fuente.
El investigador lamentó además que las autoridades chinas no comprendan la complejidad de la religión y tratan a los creyentes como "fuerzas opositoras".
"La persecución solo llevará a un crecimiento rápido de grupos religiosos no autorizados, especialmente entre los cristianos", advirtió. "Nunca he estado más preocupado por nuestra política de religión que ahora, luego de décadas de estudiarla", agregó.
La fuente que conoce de las negociaciones para el acuerdo entre China y el Vaticano dijo que hay poco que la Santa Sede puede hacer en este punto, "pero el PCC [Partido Comunista Chino] ha cometido un gran error al declararle la guerra a la religión. Cuando se ataca una religión, solo se crean ciudadanos insatisfechos y esto amenaza tu estabilidad nacional".
"No hablo solo de los católicos, sino de todas las demás religiones", precisó.
La gente, continuó, debe recordar que tiene que ver la escena completa y no solo ver la persecución, y citó el ejemplo de la Diócesis de Wenzhou, donde hubo más de tres mil bautizos en 2019. Esta jurisdicción, bajo el liderazgo de Mons. Shao Zhumin, es un objetivo frecuente de las autoridades locales.
"No podemos centrarnos solo en la persecución. Si lo hacemos no podremos ver toda la escena. No es momento de irse aunque parezca que nada pueda cambiarse", resaltó.
"La Iglesia debe seguir encendiendo la luz de la esperanza, confiando en que solo Dios puede generar el cambio. Si perdemos la esperanza, perdemos todo", concluyó.