El Papa Francisco destacó que cuando el amor del Señor anima y purifica el amor a los padres y a los hijos, este se vuelve más fecundo y produce frutos para la familia.
Así lo indicó el Santo Padre este 21 de julio en su cuenta oficial de Twitter @Pontifex_es.
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"Cuando el amor a los padres y a los hijos está animado y purificado por el amor del Señor, entonces se hace plenamente más fecundo y produce frutos de bien en la propia familia y mucho más allá de ella", escribió el Papa.
Cuando el amor a los padres y a los hijos está animado y purificado por el amor del Señor, entonces se hace plenamente fecundo y produce frutos de bien en la propia #familia y mucho más allá de ella.
- Papa Francisco (@Pontifex_es) July 21, 2020
En diversas ocasiones el Santo Padre ha destacado la importancia de las familias y de las relaciones entre los padres y los hijos.
Al recibir en diciembre de 2015 a los empleados vaticanos para felicitarlos por la Navidad, el Papa Francisco recordó que "el don más valioso para los hijos no son las cosas, sino el amor de los padres. Y no me refiero sólo al amor de los padres hacia los hijos, sino al amor de los padres entre ellos, es decir, la relación conyugal. Esto hace tanto bien a ustedes y ¡también a sus hijos! ¡No descuidar a la familia!", alentó.
En aquel entonces, el Santo Padre subrayó la importancia de que los padres deban "hablar con los hijos, escucharlos, preguntarles qué piensan, este diálogo entre los padres e hijos hace tanto bien, hace crecer en madurez a los hijos".
Además, en una catequesis que pronunció en mayo de 2015, el Pontífice señaló que "las comunidades cristianas están llamadas a ofrecer apoyo a la misión educativa de las familias, y lo hacen sobre todo con la luz de la Palabra de Dios".
En esa audiencia general, el Santo Padre explicó que "el apóstol Pablo recuerda la reciprocidad de los deberes entre los padres y los hijos: 'Ustedes, hijos, obedezcan a los padres en todo; porque esto agrada al Señor. Ustedes, padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten'. En la base de todo está el amor, aquel que Dios nos dona, que no falta al respeto, no busca su propio interés, no se enoja, no toma en cuenta el mal recibido… todo perdona, todo cree, todo espera, todo soporta".