La guerra sigue en Siria. El gobierno de Bacher Al Asad controla el 80% del territorio y el resto se lo reparten entre los kurdos del norte y una amalgama de grupos opositores, entre los que hay varios grupos yihadistas y el Estado Islámico.
Sin embargo, hay zonas del país donde la comunidad cristiana, duramente golpeada en estos años de guerra, empieza a resurgir. La ciudad de Alepo, uno de los símbolos de los padecimientos de esta ciudad, acogerá el próximo 20 de julio la reapertura de su catedral maronita de San Elías, destruida durante la guerra.
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La restauración de este emblemático templo ha sido posible gracias, entre otras organizaciones, de Ayuda a la Iglesia Necesitada, que ha sido la que ha proporcionado la mayor parte de la financiación con una donación de 400.000 euros.
La catedral de San Elías se construyó en 1873 en el barrio de Al Jdeydeh y sufrió una destrucción parcial en el año 2014 cuando cayó en manos de yihadistas que procedieron a su detonación con morteros.
El Arzobispo maronita de Alepo, Mons. Joseph Tobij, afirmó durante un coloquio organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada que "la restauración y reapertura de la catedral, desde el punto de vista simbólico: representa un mensaje para los cristianos de Alepo y de todo el mundo".
"La restauración de la catedral es prueba de que permanecemos en este país, a pesar de la disminución de nuestros números. Nuestra voz continuará alabando a Dios en este lugar a pesar de las dificultades".
Los cristianos de Alepo eran 180.000 antes de la guerra. En la actualidad, esa cifra se ha reducido hasta los 30.000 fieles. Muchos han fallecido. La mayoría se han refugiado en otras zonas de Siria, en países limítrofes como Turquía o Líbano, o han buscado asilo en países de Europa, América y otros.