En su homilía de este domingo, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas en Chiapas, señaló en el Evangelio de hoy, el Señor nos llama a volver a las Sagradas Escrituras y al pobre.
“Jesús, que es el Verbo Encarnado, la Palabra o expresión misma de Dios Padre, recorre pueblos y aldeas enseñando y predicando. En la sinagoga de Nazaret, ante sus paisanos, busca un pasaje de Isaías y se lo aplica”, dijo el Prelado; al señalar que “es lo mismo que deberíamos hacer nosotros: abrir la mente y el corazón a la Palabra de Dios, leerla, meditarla y esforzarnos por ponerla en práctica”.
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“Jesús viene a traer liberación integral a los pobres. La Iglesia debe continuar el mismo trabajo de Jesús”, dijo luego el Obispo, recordando las enseñanzas del Papa Juan Pablo II en su última Exhortación Postsinodal “Pastores gregis”
Mons. Arizmendi recordó que en la Iglesia, “Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros... Todos somos, pues, diferentes; pero todos formamos una sola Iglesia, adornada con dones distintos, para el bien común. Nuestras diferencias son una riqueza del Espíritu para su Iglesia. No nos pidan, pues, que obispos, sacerdotes y religiosas seamos idénticos unos con otros”.
Como compromiso concreto para vivir el Evangelio del domingo, el Obispo de San Cristóbal propone:
“Dedicar buen tiempo al estudio y meditación de la Sagrada Escritura. Conviene unirse a grupos bíblicos, que semanalmente se congregan, con la guía de un sacerdote, o de otro agente de pastoral bien preparado, que les ayude a lograr una buena interpretación de los textos bíblicos, incluso para responder con citas concretas a las dudas que con frecuencia les siembran hermanos de otras religiones, tanto en visitas domiciliarias, como en programas de radio o televisión”.
“Hacer una opción preferencial por los pobres es una obligación para todos los creyentes en Cristo. Esto no es oportunismo político, sino congruencia cristiana y fidelidad al Evangelio... Cada quien, pues, vea la forma de hacer algo, o mucho, por los campesinos, indígenas, desempleados, niños de la calle, mujeres abandonadas, presos, emigrantes, y tantos otros que sufren diversas carencias”. “Esto no es ‘teología de la liberación’ marxista, sino Evangelio puro”, aclaró.
“Aceptemos como un regalo de Dios las diferencias entre personas, grupos, partidos, organizaciones y tendencias pastorales, siempre y cuando esas diferencias sean acordes con el Evangelio”. Pero advirtió que “Nunca podremos transigir con el pecado, pero sí debemos ser comprensivos con los pecadores, a ejemplo de Jesús”.
no es que dé lo mismo seguir una u otra religión