La subsecretaria del Dicasterio Laicos, Familia y Vida, Gabriella Gambino, describió tres desafíos actuales que enfrenta la pastoral familiar durante el actual tiempo de la pandemia del coronavirus, COVID-19 y reiteró la necesidad de "mostrar que la familia de verdad es una vocación y un camino de santidad".
Así lo dijo Gabriella Gambino en un video mensaje que dirigió a la Conferencia Episcopal de Colombia, con ocasión de su 110 Asamblea Plenaria, en el que describió que la familia es la perla más preciosa "que el Señor nos ha confiado para edificar la Iglesia" porque "sin duda, la familia es el lugar de la presencia constante de Cristo entre los esposos y del acto creativo de Dios, que se manifiesta cada día en el nacimiento de una nueva vida".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"En este tiempo de pandemia, las familias en todo el mundo han demostrado ser el recurso más importante de la sociedad, pues con su resiliencia se han convertido en una fuerza motriz y difusora del sentido de responsabilidad, solidaridad, del compartir y de la ayuda recíproca en la dificultad", advirtió Gambino.
En esta línea, una de las dos subsecretarias del Dicasterio Laicos, Familia y Vida, remarcó que las familias "han protegido y amparado a sus seres queridos llevando adelante sus responsabilidades de cada día" y agregó que "son y siguen siendo un gran amortiguador económico, social y educativo", pero, sin embargo, "no lo pueden hacer solas".
Por ello, Gambino, esposa y madre de familia, reconoció que la pastoral familiar "está ante un gran desafío, es decir, el de mostrar a las nuevas generaciones que la familia no es solo esfuerzo y dificultad, sino alegría, camino de vocación y felicidad".
"Estamos inmersos en una sociedad individualista que enseña a nuestros hijos a no tener confianza en el futuro, que hace que tengan temor ante la idea de casarse y tener hijos, a pesar de su deseo de amor y felicidad. ¿Qué podemos hacer? ¿Dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos como Iglesia, llamada a acompañar, a discernir e integrar?", cuestionó.
Tres desafíos de la pastoral familiar
En este sentido, Gabriella Gambino sugirió los tres desafíos más urgentes en la pastoral familiar.
En primer lugar, la autoridad vaticana subrayó la importancia de "revisar la metodología y los contenidos de la preparación de los jóvenes al matrimonio, con una preparación que no solo sea inmediata y cercana a la celebración del matrimonio, sino remota".
"Es necesaria una pastoral transversal, que una la pastoral de la infancia y la catequesis de preparación a los sacramentos en la pastoral juvenil vocacional y en la pastoral familiar", advirtió Gambino quien refirió que en este Dicasterio vaticano "estamos trabajando intensamente en este tema y es importante que todos lo tomemos en serio, porque es fundamental para poder ayudar a los jóvenes a que construyan sobre la roca su propia familia".
En este sentido, Gabriella Gambino afirmó que el matrimonio es un "camino de santidad para los fieles laicos" y alertó que el "decidir casarse y tener hijos no es como elegir un trabajo o comprarse una casa. Sin embargo, la mayoría de las personas ponen estas decisiones al mismo nivel. Casarse es una vocación, es la respuesta a una llamada de Dios. ¡Ayúdennos a decirlo a nuestros hijos!", pidió.
En segundo lugar, Gambino propuso un "catecumenado al matrimonio, como itinerario" y dijo que esta formación debe durar "por lo menos, en los primeros diez años de la vida matrimonial".
"La pastoral familiar tiene que hacerse cargo de los años más arduos para una pareja, cuando nacen los hijos, cambian los ritmos y los roles, nos convertimos en padres y educadores sin que nadie nos diga cómo serlo", por lo que insistió en la necesidad de "acompañar a los matrimonios".
Por último, la subsecretaria del Dicasterio Familia, Laicos y Vida recomendó "dar espacio a un compromiso pastoral con las personas mayores y las personas más frágiles dentro de las familias" para "ayudarles a redescubrir la riqueza de su vocación bautismal y a ser actores de la nueva evangelización, valorando sus dones y carismas, como también su extraordinaria capacidad de rezar y transmitir la fe a los jóvenes".
"¡Tenemos que cuidar su espiritualidad; no les dejemos solos ni materialmente ni espiritualmente", exclamó Gambino quien alentó al episcopado a "generar una pastoral familiar capaz de mostrar que la familia de verdad es una vocación y un camino de santidad".