Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que este 2023 tiene por lema "Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil".
En su sitio web, las Naciones Unidas indican que "aproximadamente 160 millones de niños en todo el mundo trabajan, lo que representa 1 de cada 10 niños".
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Según la ONU, la experiencia de los últimos 30 años "ha demostrado que el trabajo infantil puede eliminarse si se abordan sus principales causas".
Para ello, se requiere "el establecimiento y la aplicación de un marco jurídico sólido basado en las Normas Internacionales del Trabajo y el diálogo social", el "acceso universal a una educación de buena calidad" y "medidas directas para aliviar la pobreza, la desigualdad y la inseguridad económica, y promover el trabajo decente para los trabajadores adultos".
Sin embargo, reconoce que la pandemia del covid-19 ha dificultado la lucha contra esta situación, pues ha sumido a más hogares en la pobreza, obligando a más niños a trabajar para ayudar a sus familias.
La Iglesia no es ajena a esta realidad, y en diversas ocasiones el Papa Francisco ha hecho llamados contra la explotación de niños y niñas, como ocurre también con el trabajo infantil.
En mayo de 2022 el Santo Padre envió un mensaje a los participantes en la V Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil, en el que pidió "encontrar formas apropiadas y eficaces de proteger la dignidad y los derechos de los niños, especialmente mediante la promoción de sistemas de protección social y el acceso a la educación para todos".
En su texto, el Papa señaló que la Iglesia en su conjunto se esfuerza también para combatir este fenómeno "de manera decidida, conjunta y decisiva".
Asimismo, en 2020, con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el Santo Padre recordó que los menores "son el futuro de la familia humana", y por ello a "todos nos concierne la tarea de favorecer su crecimiento, salud y serenidad".
El Pontífice resaltó que el trabajo infantil es "un fenómeno que priva a niños y niñas de su infancia y pone en peligro su desarrollo integral".
"En varios países muchos niños y jóvenes se ven obligados a realizar trabajos inadecuados para su edad, a fin de ayudar a sus familias en condiciones de extrema pobreza. En no pocos casos se trata de formas de esclavitud y reclusión, que provocan sufrimiento físico y psicológico", advirtió.
Ante esta difícil realidad, el Papa Francisco hizo un nuevo llamado a todas las instituciones "para que hagan todo lo posible por proteger a los menores, llenando las lagunas económicas y sociales que están en la base de la dinámica distorsionada dinámica en la que, lamentablemente, ellos se ven envueltos".