Después de que un brote de coronavirus COVID-19 contagiara a la mitad de religiosas de un convento en el norte de Italia y le quitara la vida a nueve de ellas, se informó que la última hermana hospitalizada ha sido dada de alta y el resto de la comunidad ha dado negativo.

El convento de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad de Don Orione está ubicado en la localidad de Tortona, en la provincia de Alessandria, en el norte del país.

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"En este momento, toda la comunidad ha dado negativo", aseguró la hermana Gabriella Perazzi al diario italiano La Stampa el 8 de junio.

Un grupo de las religiosas fueron dadas de alta del hospital local en Tortona, y otras 14 que fueron puestas en cuarentena en otra residencia también regresaron al convento. 

Sin embargo, las hermanas dijeron que todavía están tratando de mantener el distanciamiento social mientras viven juntas como comunidad. Ellas asisten a Misa en un santuario cercano en lugar de su convento, para que puedan tener más espacio para sentarse a cierta distancia.

"Durante el período de confinamiento, todas nos perdimos la Misa en vivo. Seguíamos las celebraciones en la televisión y he visto a las hermanas dedicar aún más tiempo a la oración", dijo la hermana Perazzi.

"Las hermanas que regresaban del confinamiento solitario en Mater Dei dijeron que había sido como hacer un curso de ejercicios espirituales, cada una en su propia habitación, asustadas y afligidas por las noticias que llegaban del hospital, donde una hermana moría casi todos los días", agregó.

Al enterarse del sufrimiento de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad en Tortona, el Papa Francisco escribió una carta a su superiora general, Madre Mabel Spagnuolo, en el mes mayo, en respuesta a un correo electrónico que le envió al Santo Padre mientras Italia permanecía bajo cuarentena.

El Papa Francisco escribió: "En este momento debemos tener coraje: Coraje en la oración y coraje en la acción. Rezo por ti y por la comunidad; por favor no te olvides de hacerlo por mí. Que Jesús te bendiga y la Santa Virgen te proteja".

La casa madre en Tortona está estrechamente relacionada con el fundador de la orden, San Luigi Orione (1872-1940), quien también fundó los Hijos de la Divina Providencia, una orden de sacerdotes y hermanos dedicada al cuidado de ancianos, discapacitados y desfavorecidos.

"Muchas veces, como Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, nos hemos fijado el objetivo de compartir las vidas de los pobres y, lo que es menos, de las vidas frágiles", dijo la hermana Perazzi a Vatican News en marzo.

Después de que la Cruz Roja evacuó a 18 hermanas de la comunidad a un hospital el 12 de marzo, las religiosas restantes fueron puestas en cuarentena en otra residencia.

La hermana Gabriella y otra hermana se quedaron en la Casa Madre para atender a seis religiosas mayores que no habían dado positivo por el coronavirus, pero sufrían otros problemas de salud.

"Nos quedamos porque estas hermanas necesitan ayuda y nuestra Casa Madre es para nosotros una especie de hogar de retiro donde las [hermanas] vienen después de una vida de servicio", dijo. 

"En este momento compartimos la vida de muchas personas, que en toda Italia y en todo el mundo, experimentan esta fragilidad frente a algo que viene y trastorna la vida de una familia, como la de una comunidad religiosa. Creo que el Señor nos llama hoy a servir aquí, en esta precariedad", añadió.