El jueves 28 de mayo, cuando las protestas por la muerte de George Floyd se volvieron violentas, una pequeña parroquia católica en Minneapolis (Estados Unidos) se convirtió en un refugio para los vecinos que no se sentían seguros en sus hogares.
La parroquia St. Albert the Great, en el vecindario de Longfellow, albergó a 34 vecinos cuando los manifestantes empezaron a dañar negocios y hogares cercanos a la iglesia, como el Tercer Recinto Policial de Minneapolis, que fue incendiado en medio de los disturbios.
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El párroco de St. Albert the Great, P. Joe Gillespie, dijo que los vecinos tenían miedo por los incendios y robos, por lo que pidieron ayuda.
Después de recibir una llamada de Volunteers of America, la iglesia brindó sus instalaciones y dio la bienvenida a sus vecinos en el salón social, donde pudieron pasar la noche.
En declaraciones a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, el P. Gillespie señaló que si bien la iglesia "no era un Hilton", se pudo dar comodidades a las personas que se refugiaban en el sótano del edificio, quienes contaron con agua y baños suficientes.
La iglesia es un sitio de respaldo para Volunteers of America que alberga a exreclusos que están en transición de regreso a la fuerza laboral en Minneapolis. En caso de inundaciones o cortes de energía, los residentes pueden buscar refugio en St. Albert the Great.
Aunque la asociación de la parroquia con Volunteers of America ha estado vigente durante más de 10 años, la iglesia no se había utilizado hasta esta crisis.
El gerente de la oficina de comunicaciones de la parroquia, Erin Sim, recibió la llamada de Volunteers of America la mañana del 28 de mayo e inmediatamente puso a disposición el sótano de la iglesia.
"No puedes ayudar solamente a los tuyos, tienes que estar disponible para ayudar a todos", dijo.
A medida que la violencia se intensificó, algunos de los residentes que buscaron refugio en la iglesia tomaron la seguridad del edificio en sus propias manos. Realizaron turnos de vigilancia y se unieron a un grupo de nativos americanos que vigilaban la escuela autónoma de inmersión nativa americana.
"Nos hemos salvado milagrosamente de la violencia que rodeaba la iglesia", dijo Sim.
El P. Gillespie resaltó que el mensaje de unión que se promueve en la actual pandemia de coronavirus se extiende a las protestas y violencia que se han registrado los últimos días.
"Estamos juntos en esto", señaló el sacerdote. "Se necesita un vecindario para repararse a sí mismo. No es solo mi casa o mi iglesia, es nuestra iglesia y nuestra casa", agregó.
Ayudar a los necesitados no es nada nuevo para la iglesia de St. Albert, antes de los recientes disturbios ya ayudaban a proporcionar alimentos y refugio a los más afectados por la pandemia.
La comunidad de Saint Albert ha recibido una gran cantidad de donaciones para distribuir a los necesitados, como botellas de agua, artículos de tocador, de limpieza y alimentos. El P. Gillespie señaló que la iglesia recibió tres donaciones monetarias sustanciales solo la mañana del 1 de junio.
"Mucho ha sido dañado", dijo Sim. "Pero esta situación nos invita a pensar en el mundo que queremos reconstruir", agregó.
A pesar de la violencia que ha presenciado la semana pasada, el P. Gillespie no renuncia a su sentido del humor.
"No he estado en una fiesta de pijamas desde que tenía unos 10 años", dijo Gillespie, al reflexionar sobre el jueves por la noche.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.