Mientras limpian e intentan reparar los daños que dejaron en su librería católica los violentos manifestantes que protestaban por la muerte de George Floyd el 30 de mayo en Chicago, las religiosas a cargo aseguraron que lo que ellas pueden hacer ante el miedo y confusión es "llevarles a Jesús y el Evangelio".
En diálogo con CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, la hermana Tracey Matthia Dugas, de las Hijas de San Pablo, señaló que actualmente, en medio del dolor y la indignación por la muerte de Floyd, "hay mucho miedo, mucha confusión" y "muchos mensajes en conflicto".
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Our Sisters in Chicago are all safe, but our bookcenter was broken into and looted last night during the riots.
- Sister Bethany, fsp (@SrBethanyFSP) May 31, 2020
Please pray for our Sisters.
And pray for peace. pic.twitter.com/Wzmkfpry6j
Las protestas por la muerte de George Floyd comenzaron el 26 de mayo en Minneapolis y rápidamente se extendieron por todo el país, dejando decenas de heridos y muertos, entre ellos un agente policial y dos manifestantes.
Tal como quedó registrado en distintos videos, el 25 de mayo un grupo de policías de Minneapolis detuvieron y agredieron a Floyd, afroamericano de 46 años, acusándolo de haber usado un billete falso de 20 dólares en una tienda local y de resistirse a la autoridad.
Uno de los agentes, hoy arrestado y acusado de asesinato y homicidio involuntario en tercer grado, mantuvo su rodilla por varios minutos sobre el cuello de Floyd. El hombre perdió la conciencia y fue llevado por paramédicos a un hospital, donde se le declaró muerto.
El 26 de mayo los cuatro policías involucrados fueron despedidos y el FBI los investiga.
La librería de las Hijas de San Pablo, así como muchos otros negocios en la zona, sufrió el saqueo del 30 de mayo desde cerca de las 11:00 p.m. (hora local), pero ninguna religiosa resultó herida. Tampoco hubo daños en la capilla ubicada en la parte posterior de la tienda.
La hermana Tracey Matthia Dugas dijo a CNA que "ahora estamos lidiando" con la pregunta de "¿cómo encontrar tu paz en medio de todo eso?".
"Todo lo que podemos hacer es llevarles a Jesús y el Evangelio, y Su Palabra, y permitirle que les hable. Así que lo que estamos tratando de hacer es fomentar que cada persona, cada hijo de Dios, conozca a Dios como un padre bueno que proveerá", dijo.
La religiosa, que permaneció junto a algunas de sus hermanas en un piso superior de la librería, dijo que "fue muy aterrador", porque cada vez que sonaba la alarma antirrobos en la tienda "no sabíamos si estaban dentro y cuán dentro de la tienda querrían llegar".
La última alarma en la tienda sonó alrededor de las 4:30 a.m. del domingo 31 de mayo.
Por la mañana del domingo, las religiosas vieron los daños en el piso inferior. Las puertas frontales de vidrio de la librería estaban rotas, así como el panel frontal de la tienda. Los cajones de efectivo estaban abiertos y el contenido había sido robado.
Aunque una de las Hijas de San Pablo publicó la mañana del domingo en Twitter que ella apostaba "que las personas estarían realmente decepcionadas cuando llegaran a casa y encontraran que todo lo que tenían era un puñado de libros religiosos", Dugas dijo que no estaba segura de que en verdad se hubieran llevado algún libro.
La mayor preocupación que tenían era la capilla con el Santísimo Sacramento en la planta baja, detrás de la librería, que sobrevivió sin daño alguno. "Estamos realmente agradecidas por eso", dijo Dugas.
Además, luego de que la noticia del saqueo se hiciera viral, el apoyo llegó tanto en línea como con ayuda voluntaria.
"La gente nos dice lo que nuestro ministerio ha significado para ellos, y lo que nuestra presencia significa para ellos, y que ellos sienten que el que esto haya sucedido fue un abuso y no debería sucederle nunca a nadie", añadió.
Entre quienes les expresaron su apoyo está el Obispo Auxiliar de Los Ángeles, Mons. Robert Barron, que fuera antes rector del seminario arquidiocesano de Chicago. El Prelado les dijo a las religiosas que "realmente, realmente siempre ha valorado nuestra misión, y siente que si puede hacer algo para ayudarnos que le avisemos", dijo Dugas.
Una familia ayudó a las religiosas a limpiar el vidrio roto afuera de la tienda, y otro grupo ayudó a limpiar el interior. La parte frontal de la tienda ahora está tapiada.
La religiosa explicó que "nuestra principal preocupación es el fuego. Esa es nuestra principal preocupación, si ellos llegaran a lanzar algo inflamable dentro de la tienda".
A pesar de la inquietante naturaleza del incidente, la hermana Dugas dijo que eso enfatiza la naturaleza de la misión de las hermanas de evangelizar en el espíritu de San Pablo.
"De eso se trataba San Pablo, encontrarlos donde ellos realmente están", dijo la religiosa, señalando que la pandemia de COVID-19 ya las había forzado a "adaptarse" a nuevas formas de llegar a mentes y corazones.
"Realmente estamos destinadas a ser una familia que se ayuda la una a la otra, que sirve la una a la otra, y que perdona", dijo.
Traducido y adaptado por David Ramos. Publicado originalmente en CNA.