En la fiesta de María Auxiliadora este domingo 24 de mayo, el Arzobispo de Turín (Italia), Mons. Cesare Nosiglia, afirmó que "con su intercesión poderosa de Madre que nos ha dado Jesús, podemos afrontar con serenidad y fuerza cualquier problema".
Así lo indicó el Prelado en la homilía de la Misa que presidió en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, en presencia de algunos fieles debidamente separados portando mascarillas para evitar la propagación del coronavirus.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"En este tiempo de gran trabajo y de grandes problemas, muchos creyentes han asumido esta dimensión de poca fe, han dudado como los apóstoles en algún momento del amor y la cercanía del Señor. ¿Señor dónde estás? ¿Por qué permites esta prueba? Ciertamente es un problema complejo y son preguntas legítimas", dijo el Arzobispo en la Misa que fue transmitida por la Agencia Info Salesiana (ANS).
"Estas preguntas muestran que, al final de cuentas, no hay esa fe que sirve para decir en cambio que se haga la voluntad de Dios. La fe en Jesús resucitado que nos da el Espíritu Santo nos ayuda a ir más allá. Si miramos bien veremos que hay mucha gente que cree porque ayuda a los que no creen, a los que están en dificultad, que también da la vida como tantos médicos y enfermeras en los hospitales, y tantos que generosamente se ofrecen para ayudar a los pobres y a los sufrientes en estos momentos".
"Las manos del Señor son nuestras manos y el corazón del Señor puede ser el nuestro", aseguró.
Mons. Nosiglia recordó asimismo que "Dios está con nosotros, está cerca de nosotros. Nos lo hace entender muy bien María. Ella, dice el Evangelio, conservaba todas las cosas, dolorosas o negativas junto las positivas, como si fueran la voluntad de Dios. Buscaba descubrir la voluntad del Señor en estas situaciones. Y a veces no lo lograba desde el punto de vista humano, pero confiaba en el Señor y le confiaba su destino, el de su familia y el de su Hijo".
"Debemos tener confianza y esperanza en ella que está cerca y sufre con nosotros como toda madre que sufre cerca del hijo enfermo o en dificultad. Solo la cercanía y el afecto, no tanto las medicinas, pueden alcanzar la curación", indicó luego.
"A la Auxiliadora queremos darle las gracias, ofrecerle nuestro afecto sincero y también nuestras súplicas. Que nos libere de esa dimensión de poca fe que a veces penetra de alguna forma en nuestro corazón", alentó.
El ejemplo de María
El Arzobispo de Turín recordó que "la vida de María no fue fácil, para nada. No tuvo concesiones pese a ser la Madre de Dios. Debió sufrir y mucho. Tuvo que dar a luz a su Hijo en un pesebre, fue rechazada por los habitantes de Belén, tuvo que huir a Egipto para poder salvaguardar la vida de su hijo. Y sobre todo tuvo que sufrir la cruz".
"Ella, adolorida, tuvo que ofrecer a ese hijo que sabía que era el Hijo de Dios, lo ofreció al Padre para la salvación de los hombres. Estivo siempre cerca de su hijo que se dio a sí mismo por nuestra salvación", continuó.
Las preguntas que pueden aparecer ahora, ella "también las tuvo, como las tenemos nosotros, pero de las preguntas pasó a los hechos. Siempre supo creer y confiarse del todo en el Señor y nosotros estamos llamados a eso".
"Estamos llamados no solo por nosotros a ser fuente de esperanza y vida como la Virgen, sino que debemos ser portadores de esta esperanza y vida, de la certeza que Dios nunca nos abandona, ni nuestra Madre María. Debemos decirlo, debemos testimoniarlo con nuestra cercanía, con nuestra solidaridad y con nuestra oración".
El Prelado italiano alentó a tener "esta certeza de fe porque, si no la tenemos, todo parece imposible. Todo parece misterioso y podemos dudar. Dudar de la fe en Dios significa renunciar a la certeza que da serenidad, seguridad, confianza y esperanza".
"Pidámosle a María Auxiliadora que confirme nuestra confianza en su Hijo Jesús, que seamos discípulos que creen que Él, que carguen su cruz. Ninguno puede renunciar a esto. Jesús dijo que quien quiera ser su discípulo debe cargar su propia cruz".
El Arzobispo de Turín destacó que Santa María ha enseñado con su ejemplo a cargar la cruz. Ella cargó "la cruz de la pasión y muerte de su hijo. Acojamos lo que María dijo en las Bodas de Caná cuando vio que no había vino. No le pidieron que intervenga pero lo hizo y eso nos hace entender que María Auxiliadora interviene, nos ayuda, incluso antes de que la busquemos porque está siempre disponible para ayudarnos".
"'Hagan lo que Él os diga'. Si lo hacen, el agua se transformará en vino, lo que quiere decir que la vida de sufrimientos y preocupaciones será transformada en alegría y serenidad del corazón. Esta es la invitación de María que lo hizo primero y así es testimonio para todos nosotros", concluyó Mons. Nosiglia.